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Mostrando entradas de marzo, 2017

LA CARTA

-Que le gustaría pedir? -Pues mire, empezaré por un vientre plano y unas piernas más delgadas y firmes. Después querría una espalda más esbelta y femenina, no está cosa que no se acerca nada a la sensualidad que me gustaria. Querría la cara más delgada y el cabello más largo, sedoso y brillante. Si puede incluir una reducción de pecho sería perfecto, así podría ponerme toda clase de sujetadores, ¿Entiende? Por último me pone unas caderas menos enormes y sin tantos pliegues, que como entenderá, son horribles. Y mira, así como un capricho, quería ser en general, dos o tres centímetros más bajita y delgadita. -Esta bien... y... desea algo más? -Empezemos por la carta de los postres, gracias.

AMAPOPPY

Dear Lover, Don't pluck my body out of the ground; my soul belongs to the green. My red hair knows no other sky, no other wind, no other smell, no other life. I'm the modest sister of the Sun, and the warm tenderness of the skin. We can be friends, but don't try to own me; I wasn't created for your desire. Don't separate me from my Spirit; from my Mother. Nothing protects me from your loving hands. P.S. : Can you not see that I was born because I was made to be free? Love, Poppy

MI HOGAR MAR

Yo nací en ti. No recuerdo el momento, nadie lo hacer. Pero se que nací contigo. Se que me acogiste con ternura y que me acompañaste todo el camino; que me dejaste olvidarte, temerte, volverte a encontrar; volverte a amar y respetar. Tan impotente me siento cuando te toco, cuando rozas mi piel. Y tan fuerte me siento a la vez; al pensar que tu me guías; que solo tengo que dejarme llevar por tus caricias, dejarme perder por la marea, hacerme amiga de tus olas; oler tu aroma, tu perfume inolvidable e irrepetible. Eres tan peligrosa; tan bella. Eres como una mujer y como un hombre enamorado. Eres hogar de miles de vidas; eres hogar de la mía. Eres el destino que tenía que tocar, con el que me tenia que cruzar. Me he enamorado de ti, fíjate la locura. Fíjate querida tormenta azul, que ya no dudo más de tu color; se que eres como eres por ti misma Marea, ya el cielo solo es familia, pero no igual. Me has devuelto a casa, me has hecho renacer. Hogar de miles de vidas.  Yo, nacida en ag

DESCONOCIDXS

Ya no duermes a mi lado. Este colchón es demasiado grande. ¿Te has dado cuenta? Antes dormíamos en esa pequeña cama en tu piso compartido, abrazados, unidos por el límite del espacio, pero no forzados, nunca forzados. Tu cuerpo caliente me abrazaba como una manta todas las noches, o simplemente me dejaba abrazarte. ¿Te has dado cuenta? Ya no me tocas como antes, ya no me pones el cabello tras la oreja de esa manera tan sexy que hacia sentirme completamente atraída por ti; ni me besas los hombros cuando te acercas abrazándome por detrás, por el simple placer de protegerme. Ya no me miras a los ojos y ves el océano, ya no te pillo observando la curva de mi sonrisa o la finura de mi piel. Ya no quieres leer conmigo en la terraza. Ya no me besas en la frente, no me das los buenos días ni las buenas noches. Ya no me miras. ¿No te das cuenta? Ya no quieres besarme, ni taparme con la manta cuando me quedo dormida en el sofá mientras yo entre cierro los ojos y sonrío por lo bajo, amándote t

NO HAY DIOSES AHÍ

Montañas cual gigantes inmersas en la verdura de los ojos madre, y el cielo, pupilas de mujer. Mares salvajes de espíritus salvajes, olas imponentes, inmortales chocando contra la fresca roca, contra la suave arena. Sol, que brilla como lo hace el amor por las noches, a oscuras, bailando. La brisa que se ha camuflado en mi piel, que se ha unido con mis labios y los ha hecho besar salado; la tormenta, el frío inmune al humano, a la prisión; no hay dioses en esta tierra, solo mar, montañas y cielo. No hay dioses, no hay pauta de silencio; silencio que por las noches acuna a aquel que duerme y hace sentir libre a quien escucha. Libertad he sentido, querida dura tierra; gracias, porque nunca me había sentido tan tuya.

GATOS Y ABEJAS

Él la miraba; miraba sus alas temblorosas; miraba sus cabellos, cortos y delicados que habían perdido su amarillo. Observó sus patas, pequeñas y frágiles. No la toco ni intento cazarla. Sucumbió pues a los ruegos de la humana, que le pedía paciencia; su humana, torpe y nerviosa, que intentaba guiarla hasta la puerta de lo que sería su libertad. Se quedó observando pues a esa minúscula criatura que no parecía a la vista suya superarle en grandeza, pero que de algún modo que nadie le había enseñado, más puede ser por el instinto animal de conocer la naturaleza, sabía que era un ser igual de capaz y poderoso. Tan pequeño y tan débil por estar en prisión bajo presión. Tan pequeño, tan vibrante, tan nervioso, tan perdido. La observó con los ojos muy abiertos, esos ojos oscuros como el carbón cuando miras sin luz, pero ojos castaños cuando el sol les roza. Observó al animal cautivo angustiado al no encontrar la salida; observó a la humana, que temía a un ser tan inocente y ahora frágil.

MANOS SINUOSAS

Mis manos han empezado a bailar; se elevan hacia el cielo, surcando el tiempo. Son como leves olas en el mar que con suavidad se mecen.  Son como la brisa que acaricia los cabellos de los amantes. Cabellos y labios se unen.  Mis manos se tocan y dan vueltas a mi alrededor, danzan con mis brazos, tocan mis caderas, rozan mi piel; lúcida piel. Pálida piel. Tengo piernas que bailan con el son de una música que aún no puedo escuchar. Se mueven, se cruzan, se deslizan.  Mis manos, que han nacido para el arte, han decidido siempre guiarme por la belleza del color, del sonido, del sentir.  Mis caderas ahora se unen a la marea... Se dejan llevar; mi mente infinita, que llora y grita y se deja engañar.  Tormenta...  Manos sinuosas.  Tormenta. Caderas que bailan.  Tormenta... Tan cerca, tan silenciosa; corazón de hierro forjado con flores suaves, que caen delicadamente por mi espalda, espalda joven y aún por moldear. Espalda que une mi cuerpo.