UN ALMA BELLA
Hoy un alma muy bella ha tocado la armónica en el metro. Se ha sacado la mochila, ha bebido un poco de agua, y con los ojos náufragos, tal vez un poco ebrios, y una sonrisa, ha empezado a sacar aire sujetando con delicadeza el instrumento con ambas manos. “Buenas fiestas y buena vida”, ha dicho mirándome a mí y al resto de habitantes de aquel vagón. Ha tocado para regalarnos música; para darnos un momento de sonrisa. Ha tocado porque debe de ser lo único que le queda, o lo único que, tal vez, ha decidido tener en su vida. Nos ha regalado unas palabras, unos minutos, un cuerpo cansado de vagar entre miradas más pérdidas que la suya. Entre ojos que no ven y entre oidos que no escuchan. Repito, nos ha regalado música. Nos ha regalado su música. Y nos hemos mirado con ternura, como si pudiéramos vernos el a...