Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2021

ENFERMXS

Estamos enfermxs de nosotrxs mismxs. Es una realidad que nos queremos y odiamos en la misma proporción... bueno no. Eso si que no es verdad. Nos odiamos más. Nos odiamos y nos hacen odiarnos enormemente. Yo me odio la edad, el cuerpo, lo ruidosa y torpe que soy, el poco talento que tengo. Me odio muchas cosas. Y al mismo tiempo me amo mucho. Estoy enferma de mi; pero lo llevo en silencio. 

CORRER

Mi madre se acostumbró a salir corriendo; de su familia, del amor, de los vínculos, de los hombres. Se acostumbró a correr y al mismo tiempo, también se acostumbró al dolor de aguantar, al dolor de la herida abierta, de la carne que aún esta en proceso de sanar pero sigue recibiendo golpes; se acostumbró al anhelo, al deseo, al amor como idea. Se acostumbró a la lucha en solitario, al trueno en mitad del silencio. Se acostumbró al dolor, a la culpa. Tragó y tragó de la gente rota como hace la tierra con la lluvia y se convirtió en una nube borrosa de inseguridades que a mi, desde bien pequeña, me sirvieron como espejo.  Mi madre me vino a recoger a terapia hace un par de semanas. Había estado hablando de ella, de los hombres y de mis inseguridad durante casi toda la hora, y al verla me invadió una ternura infinita; la abracé con todas mis fuerzas y sentí que todos sus miedos, angustias y "errores" se quedaban atrás, que ya no eran míos y que podía quererla incluso más, perdon...

VALOR

Ayer por la noche mi compañero de piso me explicó el reciente asesinato de Sarah Everard a manos de un policía en el Reino Unido. Te hace sentir pequeña y llena de miedo; te hace recordar lo vulnerable que somos a vista del exterior; y me canso. Me canso de ser tan pequeña y me canso del dolor que comporta tener el cuerpo que tengo y haber tenido que cargar maleta tras maleta con números normas de lo que puedo y de lo que no puedo hacer por el bien común, pero sobre todo, por el bien del falso instinto masculino. Nos pasamos la vida protegiéndoos, ¿os dais cuenta?  Al saber, leer y ver la cara de la asesinada a mi, por lo menos, me vienen a la cabeza un montón de recuerdos de lo débil e indefensa que me he sentido a lo largo de los veinte y dos años que solo tengo. Y me pregunto, ¿no os cansáis de no creernos? ¿No os cansáis de ignorarnos? ¿No os cansáis de permanecer en las sombras, apoyando a quien nos daña? ¿No os cansáis de vuestros palacios de cristal con paredes teñidas de sa...

SONIA

Eres fácil de alegrar. Pero no me refiero a un “fácil” de que con cualquier cosa se te complace, sino a que no necesitas florituras para que se te ponga la piel de gallina. Como ahora, que te he dejado un libro de poesía y aunque has dudado y lo has empezado a leer con recelo, ahora no puedes parar. Y no digo “fácil” como que te conformas con cualquier cosa o que esperas lo que sea de cualquiera, sino que no necesitas fuegos artificiales para que te iluminen el cielo porque tu ya te sabes el nombre de las estrellas y subimos al tejado y me las enseñas y yo, honestamente, me quedo embobada. Y cuando estoy decaída me miras en la distancia y agachando el cuerpo en posición defensiva te acercas a mi y me abrazas y yo siento que ya no hay nada por lo que estar triste, o que, si lo hay, hoy no vale la pena darle más vueltas. Y no digo “fácil” como algo que te defina rigurosamente con todo ni con todas las cosas ni con todas las personas, sino como una sensación de calma que se manifiesta e...

CONTROL

Creo que es la inercia y la costumbre la que me hacen caer siempre en el mismo error. Llamémosle piedra, patrón, ganas de darse contra el suelo. Llamémosle miedo. Es como si tuviera que recordar, casi a gritos y a golpes de calendario, que la memoria que tengo es mía pero que algún día desaparecerá. Algún día no seré nadie… no seré. Todas mis batallas no tendrán futuro, y todas mis inseguridades no tendrán sentido; o al menos tendrán aún menos del que ya tienen en la actualidad. Mi edad no importará; ni mi color, ni mi clase social, ni mi mente, ni mi género ni mi sexo. No importaré yo. Y no sé si es porque aún me espera algo bonito por vivir, o es que al aceptar que el hogar está dentro de mi y que las paredes están rotas desde hace tiempo, ponerme tiritas sirve menos que dejarme florecer. La paciencia nunca ha sido mi fuerte, pero he tenido mucha; he tenido paciencia para resistir el golpe del dolor de la agresión; la he tenido al ver que levantarse después de ser destruida no se...