En nuestros momentos de vulnerabilidad el corazón nos pide estar entre los brazos de aquellxs a quien darías todas tus lágrimas, porque las lágrimas no se las dejamos ver a todo el mundo; el dolor, la pena, la vergüenza, no son de dominio público. Es en nuestros momentos de temblor que queremos ser resguardadxs por aquellxs que nos hacen sentir en casa. Ayer estuve comiendo con mi madre. Estuvimos hablando, compartiendonos el alma, como siempre hacemos cuando nos vemos, que no es muy a menudo. Tiendo a actuar con frialdad junto a ella; tal vez me sale intencionadamente esta necesidad de parecer fuerte, impenetrable; tal vez sigo creyendo, inconscientemente, que lo tengo todo bajo control las horas que paso con ella, y que ella piensa lo mismo. Pero estoy bastante segura de estar equivocada. Verla me produce una alegría inmensa, pero sigo resistiéndome a abrazarla con todas las fuerzas de mi cuerpo; y cuando nos despedimos se me vuelve a partir el alma en pedazos pequeños y de...
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