Y con todos los días que llevo contados me desvanezco en el recuerdo de unos años llenos de ellxs. Años calados en huesos de piedra que poco a poco han ido tornando en flores de lirio. Y pienso, mientras os miro, que no podría haber mejor destino, mejor final, mejor comienzo.
Repítete todas las veces que haga falta lo siguiente: “Nadie va a volver a hacerte daño nunca más” “Eres libre”. “No tiene poder sobre ti” “Tu vida te pertenece a ti”. Repítetelo todas las veces que haga falta, porque nadie más lo hará por ti; porque tú eres la propietaria de tus decisiones ahora y nadie más va a volver a hacerte daño nunca más. Porque ahora eres consciente de lo que te hacen, de lo que te haces, de lo que te pasa. “Eres libre”. Tu vida te pertenece y ya nadie volverá a hacerte daño, repítetelo. La mente es poderosa, el cuerpo es fuerte y el alma es irrompible. Vive tu vida sintiéndote libre, porque nunca has dejado de serlo.
En nuestros momentos de vulnerabilidad el corazón nos pide estar entre los brazos de aquellxs a quien darías todas tus lágrimas, porque las lágrimas no se las dejamos ver a todo el mundo; el dolor, la pena, la vergüenza, no son de dominio público. Es en nuestros momentos de temblor que queremos ser resguardadxs por aquellxs que nos hacen sentir en casa. Ayer estuve comiendo con mi madre. Estuvimos hablando, compartiendonos el alma, como siempre hacemos cuando nos vemos, que no es muy a menudo. Tiendo a actuar con frialdad junto a ella; tal vez me sale intencionadamente esta necesidad de parecer fuerte, impenetrable; tal vez sigo creyendo, inconscientemente, que lo tengo todo bajo control las horas que paso con ella, y que ella piensa lo mismo. Pero estoy bastante segura de estar equivocada. Verla me produce una alegría inmensa, pero sigo resistiéndome a abrazarla con todas las fuerzas de mi cuerpo; y cuando nos despedimos se me vuelve a partir el alma en pedazos pequeños y de...
Comentarios
Publicar un comentario