ME QUEDO DORMIDA
Me quedo dormida con los ojos abiertos, y entre pestañeo y
pestañeo te sueño en blanco y negro.
Te sueño bailándole a mis cabellos, echándome de menos.
Te sueño regalándole una sonrisa a mis complejos, y te echo
de menos.
Te sueño despierto, aquí, conmigo, pero con los ojos medio abiertos.
Me quedo dormida con los ojos abiertos y recuerdo mi cuerpo
en otra vida, en otra historia de amor, en otras palabras. Mi cuerpo pequeño y
congelado que nada sabia del camino hasta que vino el destino y me enseño a
caminar. ¿Y qué podía saber yo, si estaba atada de pies y manos bajo el puente
más oscuro de todos? Qué podía saber yo… que con apenas aire llamaba tu nombre.
Me quedo dormida con los ojos abiertos y recuerdo la pelea
sin sexo de reconciliación. A veces está bien no tocarse las entrañas y
llorarse las espaldas, malentenderse. Porque las relaciones humanas son, en su
ochenta y cinco por ciento, malentendidos.
Y entre malentendido y malentendió nos acabamos entendiendo
y entre piedra y piedra nos dejamos florecer, y entre tu piel y mi piel nos
haremos río y entre caricia y caricia me quedo a dormir.
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