MIERDA LA MÍA
Tengo la sensación de estar nadando por un mar realmente
confuso. Un mar de turbulencias emocionales y espuma oscura. Una espuma a la
que mi alma ya conoce de lejos, pero no quiere volver a cuidar. Espuma de
rabia, enfado y justicia, en la que quiero que sufras y entiendas lo mío.
Me arde
el pecho, la garganta y quiero llorar. Quiero gritar. Quiero hundirme en esta
historia y cuando me esté quedando sin aire pensar si vuelvo o me quedo
muriendo en la agonía de estos huesos que se quedan sin fuerza con el paso del
tiempo.
Es una mierda.
Porque la historia es mía, porque la solución la tengo yo,
porque no puedo apoyarme en nadie, porque este es mi dolor. Y pesa tanto que
simplemente quiero desaparecer. Pesa tanto esta carga que a veces creo que el
cielo se burla de mí; o es una prueba o simplemente me está tomando el pelo.
Pesa tanto que duele, que me rompe en mil pedazos.
De hecho,
me ha roto; y me está costando mucho encontrar las piezas.
Me gustaría ser pájaro, ya lo he dicho en muchas ocasión,
pues como no querría serlo si busca comida en los arboles pero cuando quiere
emprende el vuelo y se va, se salva, se cura, se mezcla.
Pero me
ha tocado ser esto, esto que soy ahora; una extraña criatura de dolor y pena;
un ser con una maleta a la que no cubro con una sola mano. Y no soy capaz de
volver a como estaba, a la Alba que quería disfrutar de ella misma y de la
vida; a una Alba que no todo le cuesta, que recibe el amor, que quiere sexo. Una Alba, tal vez, más ciega.
Es una mierda, pero es mi mierda.
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