PLACER
Me da placer
la risa mía y la risa de otrxs. Me da placer escribir la mierda y la gloria
propia y rendirme al papel como si diera mi cuerpo en subasta literaria.
Me da placer
el mar; su tormenta, su fuerza y su gracia. El mar que choca y te revienta la
piel con su sal. Me da placer conducir de día y me da placer conducir de noche,
con la música muy alta y las ventanillas bajadas aunque se está a siete grados fuera.
Me da placer
la niebla y la lluvia que quiere romper el vidrio, que quiere hacerlo agua y
que quiere unirse conmigo. La lluvia de verano y la lluvia de abril; esa que te
susurra “quédate en casa” y te prepara una taza de café para que no tengas que
hacer esfuerzos.
Me da placer
el abrazo que busco cuando quiero calidez; la calma de unos ojos cerrados y las
primeras luces del día. Me da placer la música con intención de hacerme llover;
la comida hecha con amor y las sonrisas que sale sin querer. Me da placer la
ducha, mi cuerpo despierto y en pie que se deja bañar y se deja mimar por agua
caliente.
Me da placer la charla, la respuesta y la pregunta, aunque no me aporten calma, aunque me generen frío.
Me da placer
el dedo que acaricia mi espalda sin pedirme nada después; el beso en la nuca y
el abrazo sorpresa. Me da placer la piel, la raíz y la tierra que nace dentro
de mí,
que se transforma y se crece
y se inunda,
y se conoce,
y se vuelve a
destruir.
Me da placer
el cambio en mí, los álbumes de fotos y los recuerdos teñidos de colores
tirando a gris. Me da placer el edredón en invierno que me tapa hasta la nariz,
y me da placer la mente, que a veces siento tan lejos de mí.
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