CON LA PUERTA ABIERTA
El concepto del amor es
complicado, complejo y paradójico. Un conjunto de sinónimos que lo que
concluyen es en definitiva lo jodido que es. Te enseñan
que es único y exclusivo. Es sentimiento de culpa si te distraes y piensas en
otras sonrisas.
Te cuentan que es celoso,
posesivo. Que es cosa de dos. Que si quieres experimentar tiene que ser entre
vosotrxs. Te cuentan que es pesado, duro y controlador. Que te miro y si no me
miras de vuelta nos castigamos las noches. Que "Tu ya sabrás"; que
Brad Pitt en esa película lo entendió enseguida.
El sexo en el amor también dicen que sólo funciona entre dos. Que el sexo no es libre, y que si quieres libertad vete a otra
parte. Que la libertad se tiene que quedar en la jaula. Que si amas, tienes que
follar, básicamente. Pero entre dos.
Sexo entre submarinistas y
perras. Y deja de contar. Sexo entre rosa y azul. Y deja de contar. Sexo entre
tú y yo. Y deja de contar. Sexo y amor. Unidos. Para siempre. Castigo.
Libertad. Deseo. Pasión. Aprendizaje. Entre dos. Y deja de contar. Que si
quieres mirar, reírte y ponerte rojx por otras bellezas, mejor te puedes ir a
otra parte.
El amor romantico se reduce a eso, a un
látigo que te priva las alas de salir volando.
Pero el amor a secas me suena más a lo que escuché una vez aleatoriamente: "Con la puerta abierta nadie se va" (Mejide, 2017).
Pero el amor a secas me suena más a lo que escuché una vez aleatoriamente: "Con la puerta abierta nadie se va" (Mejide, 2017).
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