FIEBRE
La lluvia se atraganta. Dos días
con fiebre. He sudado un océano y he bañado mi cuerpo de temblores. Entre el frio
y el calor me he muerto y he despertado. Con la garganta gritándome que quiere explotar.
No me deja hablar, casi ni respirar.
Y se han caído conmigo todos los patrones. Todas las inseguridades y todas las cosas que me gustaría llorar. Todo el dolor que siento cuando me veo caer una y otra vez en las mismas situaciones que solo me hieren a mí. La oscuridad atrae la oscuridad, supongo.
Desnuda en el baño mi cuerpo se
ha puesto en huelga y me ha dejado tirada, abandonada en el suelo frío, con el
cabello mojado y los ojos perdidos. He creído escuchar una guerra en mi
cerebro, un pitido escandaloso que me impedía desmayarme tranquila.
Y se han caído conmigo todos los patrones. Todas las inseguridades y todas las cosas que me gustaría llorar. Todo el dolor que siento cuando me veo caer una y otra vez en las mismas situaciones que solo me hieren a mí. La oscuridad atrae la oscuridad, supongo.
Se ha caído conmigo el segundo
plato con mi cara bordada en las esquinas. Se ha caído conmigo el abandono; el
duelo de corazones rotos. Se han caído conmigo sus peticiones de cordialidad. Está
todo a mis pies. Un charco de múltiples grises. Múltiples grises.
Quiero colores. Solo un poco de
color. Aquí, bajo mis pies, que me devuelvan la emoción, el valor de mi piel.
Que me susurren cosas bonitas y que me hagan sentir especial. Colores que me
enseñen las infinitas formas de amar de este mundo; y que me devuelven el
habla.
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