APRENDO A CAER
Hay gente que es bonita y no se
esfuerza, y yo tengo mucha rabia dentro. Y me asusta y me dan miedo mis propias
manos. Hay gente que atrae a otra gente y es amada y adorada en pocos segundos,
porque tienen algo que brilla y permite brillar, algo que hace que la cara sea
perfecta y que les queden bien todos los peinados que se hagan.
Hay algo en esas personas que desearía
tener yo, un no sé qué con el que me
hubiera gustado nacer. Me he pasado la vida comparándome y viéndome insuficiente.
A veces alcanzo la gloria, pero otras caigo en picado y me consume la rotura de
huesos cansados de curarse solos; me quedo sin vendas poco a poco, y el alcohol
me revienta las entrañas, me hace olvidar… pero nunca es, como yo, suficiente.
A veces caigo en picado y me hago
cena para los buitres, que me miran desde lejos, sin ver belleza y sin ver
calidez, únicamente un cuerpo en el que descargar, encontrarse o agrandar el ego.
Y mi cuerpo se distorsiona con el tiempo; con la vista puesta en el pasado me
regodeo en el recuerdo de aquella cara de niña, en aquel cuerpo de niña, en
aquellos cabellos de sirena, y me invade la tristeza, porque me gustaría volver,
pero al mismo tiempo me gusta sentirme mujer. Aunque el concepto de mujer cada vez me toca más los ovarios.
Siento envidia, y rabia,
tristeza, y pesadez. Me siento vacía, sola e incomprendida. Y deseo abrazo,
sexo, café, una manta. Deseo soledad, lluvia nocturna, tostadas con aguacate y sal.
De cerca me puedo llegar a gustar pero cuando me miro de lejos la mirada se
rompe y me quiero echar a llorar, maldecir a quien nos impuso tanto dolor y maldecirme
a mí misma por llevármelo a casa.
Por llevarme el dolor
a casa… mi cuerpo… mí casa.
Por llevarme el eterno miedo del
abandono en las espaldas, que no me deja crecer las raíces, no me dejo avanzar.
Que sabe que siempre habrá alguien mejor pero duda de ser la mejor de otrxs. Que
duda de su luz, o de su amor, o de su espíritu de gata.
Y aunque hay veces en los que me
siento Diosa, en los que me siento el mismísimo Sol. La mismísima marea… y
aunque hay veces en las que creo haber nacido para dar belleza; a mi cuerpo, a mi
mente, a la de otrxs. Aunque a veces creo todas esas cosas… otras me siento
infierno a punto de caducarse en aquel rincón de la nevera que nadie toca, en
aquel cajón donde hay la ropa que se quedó pequeña pero de la que da lástima desprenderse.
Y aunque a veces me creo todas
esas cosas… hay otras en las que recuerdo que soy violenta y lo oculto muy
bien, que soy tormenta, y lo oculto mejor. Que soy caos, y aprendo a caer.
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