LABIOS PARTIDOS Y VINO EN LA PIEL
Tengo los labios partidos, la
piel llena de vino y los ojos perdidos en la acción de consumo de mi propio
cuerpo, como una colilla que se quema poco a poco y finalmente se cae, mezclándose
con la construida suciedad del suelo.
Como una oleada de espíritus mis
venas se apoderan de la tierra que nace bajos mis pies, y me doy calor y me doy
placer. Descubro nuevas formas de querer, de tocar, de amar. Y me convierto en
río y me lo tatúo en los ojos; tu luz, tu sol, tu voz.
Me quemo entre personas frías y
con una sonrisa me reencuentro con bellas almas que tal vez no me dieron vida
pero si tiempo; tiempo consumido, tiempo guardado, tiempo reciclado. Personas
extrañas a primera vista, un universo entre planetas que buscan alguna fuga de
aire.
Los labios partidos. Me sangran.
La piel hundida en vino. Renazco. Ojos perdidos. Cuerpos que se dan calor y que
responden con orgasmos a las mañana calurosas de verano. Cuerpos fundidos.
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