DISCULPAS
Me sigo disculpando. Me sigo
disculpando por todo aquello no puedo prever; por aquello que esta fuera de mi
control, por lo que digo, por lo que hago… cuando la gente me ve desde lejos,
como a una extraña. Me sigo disculpando por lo que pienso si tú no piensas lo
mismo.
Me sigo disculpando por no ser
suficientemente bonita, por no ser suficientemente lista, por pensar diferente,
por estar yendo hacía donde veo la luz. Me sigo disculpando por escuchar la
música que escucho, siempre con vergüenza de que no guste a oídos ajenos.
Me sigo disculpando. ¿Por qué nos
disculpamos? ¿Por qué me disculpo por existir? Me sigo disculpando conmigo
misma por follar sin compromiso, por no sentir amor, por alejarme de la cabeza
y consumir cuerpos. No sé qué busco. Pero tampoco llevo un mapa entre las
piernas. Me estoy dejando llevar. Por la lujuria, supongo. Por el deseo, por la
fuerza de cuerpos que se tocan, que se sienten; por cabezas que se escuchan.
Me sigo disculpando. Sigo sin
creerme muchas cosas, y me las apunto en papelitos colgados en la pared, para
leerlos: cosas varias, ya sabes, pensamientos aleatorios que me hagan sentir
bien. Pensamientos varios que me hagan sentir un poco más, ya sabes, yo.
Me sigo disculpando. Por no
escribir maravillas, por hablar de manera simple, por emborracharme.
Me sigo
disculpando por luchar, por contradecirme, por abolirme, por dispararme, por
ponerme tiritas teñidas de tierra seca. Duele. Escuece. Ya no sé si hay alguien
al otro lado. ¿Se disculpan ellxs?
Me disculpo por no salir a correr,
por tener violencia dentro, por querer desaparecer, por no saber estar sola;
por sentirme mar pero preferir verlo desde la orilla.
Me sigo disculpando
conmigo misma por no ser tan delicada, por no parecer una sirena, ni una ninfa,
ni un hada. Me sigo disculpando por no parecer una diosa, por verlas a ellas y
sentirme pequeña, quitándoles culpa, simplemente… viéndome pequeña.
¿Por qué me disculpo?
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