"Y QUÉ"
Y qué si me veo fea, o gorda, o
insuficiente para nada o para nadie. Y qué si siempre hay alguien mejor; más
listx, más divertidx, más elegante, más amable. Y qué sí no quiero dar tiempo o
si no quiero tiempo ajeno; y qué si alguien folla mejor que yo, o hace temblar
con más intensidad que yo a aquellxs a quienes toca. Y qué sí me veo con el
flequillo demasiado corto y el cabello demasiado extraño; y qué si me rozan los
muslos de las piernas y odio mis hombros. Y qué… si lo primero que hago al
despertarme es mirarme en el espejo, para ver si ha cambiado algo; algo que al
verlo me guste sin pensarlo.
Hay una canción que dice: “I wanna love my
body, like you love my body”.
Y qué sí tengo ansiedad, y me
quejo, y me vuelvo a mirar en el espejo. Y qué si me aguanto la rabia; y qué si
no tuve referencias para llorar y las que tuve las interpreté mal. Y qué sí al
follar rezo para que no miren hacia abajo y me vean las imperfecciones. .
Y qué si estoy en constante
agobio por no ir hacia atrás, y con el agobio ajeno sobre los hombros, y me encorvo.
Y qué si no salgo bien en las fotos y prefiero ser la que está detrás de las
cámaras, detrás del foco… y si hay foco, si me apuntan, me hago la ciega. Y qué si estoy
acostumbrada a volcarme cual huracán sobre alguien y ahora me despierto y veo
que nadie tiene que ahogarse por mí.
Y que si tardaste tanto en aceptar mi mano en
la calle que ahora solo quiero compensarlo, ahora que te veo más abierto, y vuelvo
a caer en la trampa de sobre cuidar, de sobre querer.
No me
quiero sobre perder.
Hay tristezas
que se viven en silencio, otras se las comen los besos. Y qué si me pierdo en
recuerdos, y veo a otrxs en ellxs, en fotografías, en películas, en canciones. Y
qué si hace mucho que no viajo y me estoy oxidando por dentro; que las que
tenemos los pies hechos para correr al estar paradas nos arde la piel. Y qué si soy
miedosa y no quiero salir de la burbuja del todo, que aquí dentro se está
calentito, además nadie más parece tener ganas de salir... ¿Porque no puedo
imitarlxs? No estaría mal ser como los demás, y dejar de estar enfadada y
decepcionada con lo que no hago, con lo que no alcanzo a hacer, con lo que no
sé cómo decir.
Y qué si me
tropiezo y a veces me quiero quedar en el suelo. Y qué. Y qué si me hundo en el
lodo porque quiero. Y qué si soy oscura, llena de angustias, traumas y flores
podridas. Y qué.
Y qué si peleó contra las sombras, sin rumbo ni argumentos para seguir viva.
Y qué si peleó contra las sombras, sin rumbo ni argumentos para seguir viva.
La sinceridad
me abofetea y me dice: "Calma, que tú solo puedes cambiarte a ti y a los
que te rodean". Y me enervo pero es la realidad, o por lo menos es la
realidad que quiero creer. Y estoy cansada del enfado que tengo y de las
inseguridades que no parecen tener fin; que parezco un pozo sin fondo donde
dejarse morir. Y no quiero ser muerte, ni vida. Tal vez quiero ser descanso.
Y no puedo ser
destino de nadie si tiemblo por dentro de la manera que tiemblo. No puedo ser
ni destino propio. Y el “y qué” lleno de indiferencia se convierte en tormenta
que me arrastra de nuevo.
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