FIEBRE
Sigue lloviendo; y la fiebre se ha ido, pero sigo temblando, y añoro la
soledad de mí misma, donde no me tocan el cuerpo y donde no me molestan la
mente. Añoro el olor de mis sábanas y el sonido de la lluvia chocar contra mi
balcón, y tomarme el café viendo cómo el mundo llora de alegría, sin parones ni
dudas, esta vez empapándolo todo. Añoro mi cocina fría y el feo tapiz de los
sofás del salón; y la luz que entra y baña el suelo, y hace de las paredes
pequeños arcoíris. La fiebre se ha ido, pero yo sigo temblando; y aquí en Barcelona sigue
lloviendo, y esta habitación no es mía, y se nota. Sigo temblando por dentro
cuando despierto y estoy acompañada, cada mañana. Y no siento pena, pero si
ganas de romperlo todo y volver a mi casa; y caer en el anonimato y no echar de
menos a nadie. Aunque eso sé que no sería posible. Y la música acompaña y eso ayuda, y la mente se aclara y el temblor se
calma. Y estoy cansada, todo mi cuerpo quiere dormir y todo mi cuerpo quiere
bailar. Porque cuando quiero estar encerrada y me encierran quiero poder salir,
y cuando salgo, quiero seguir temblando. La fiebre se ha ido, pero yo sigo
temblando… o no. Tal vez esa fase ya la he superado.
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