Se me encoge el pecho; como si ya no tuviera corazón, pero me siguen cayendo las lágrimas cuando veo tus fotografías, cuando recuerdo aquel viernes a la hora de comer; cuando hablo de ti y del porqué y del cómo y del "¿y ahora qué?". Y llega la tarde y por tanto hace menos calor y quiero salir y olvidarme de todo y no puedo porque me golpea la tristeza y todo el cuerpo me pesa y me impide salir de la cama.
A mi no se me da bien hacer ver que estoy bien.
Quiero irme lejos.
Huir.
Y volver con el corazón lleno de tiritas.
El tiempo a mi alrededor se ha parado y no sé cómo volver a darle cuerda; no sé hacía qué estoy corriendo, ni qué quiero alcanzar ni si puedo hacerlo sin ti.
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