RELÁMPAGO

Me cuesta volver a mí centro cuando me invades, ya sea de manera intencionada o no. Apareces como un relámpago, sin avisar y dejándome el rastro de un caos mal gestionado. 

Y si apareces en bocas ajenas es aún peor, ya que no tengo el coraje o la fuerza de plantarte cara, frenarte, olvidarte; aliviar el dolor que me produce no verte. Pero si te viera caería otra vez, y volvería a ser como aquellos hámsters que giran y giran, persiguiendo aquello que conocen pero saben que no les hace bien. Como una droga que me nubla los sentidos. 


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