Y con todos los días que llevo contados me desvanezco en el recuerdo de unos años llenos de ellxs. Años calados en huesos de piedra que poco a poco han ido tornando en flores de lirio. Y pienso, mientras os miro, que no podría haber mejor destino, mejor final, mejor comienzo.
A veces se necesita tiempo, ver el mundo de otro color; de gris, un gris muy oscuro. A veces se necesita distancia, meses de silencio y algún que otro encuentro imprevisto que nos haga sonreír. A veces se necesita ruptura, de algo; del tiempo, del corazón. Se necesita crecer, aprender a estar solx, a construir caminos. A veces se necesitan empujones, romper con la cuerda que nos mantenía a salvo. A veces se necesita empezar de nuevo, cambiar, dejarnos marcar por almas buenas, por almas malas, por almas propias. A veces necesitamos darnos una oportunidad a nosotrxs mismxs. A veces hay que reencontrarse con nuestro Súper Heroe. A veces se necesitan ver recuerdos, beber de las memorias que nos hacían nosotrxs y darnos cuenta de lo mucho que se puede compartir en poco tiempo; en cómo cada sonrisa contaba y en cómo cada mirada era real al tocarse. Y ahí estaba la amistad, guardada, esperando. Y ahí estaba la amistad, esperando el reencuentro. Y tal v...
Era una princesita de cabellos rubios y rizados; siempre iba en camisón cuando no habían que salir de la casa y le encantaba el mar que chocaba contra las rocas que tenían a pocos metros de la casa de verano. Era una ninfa de pálida y pecosa piel con ojos verdes cual esmeralda. A la niña le gustaban tanto las olas e ignoraba tanto su peligro que no vio el problema en acercarse más de lo que sus padres le habían dejado nunca por su pequeño y delicado cuerpo de hada aún por formar. Sus pies aún no eran lo más poderosos que podrían ser para sostenerse con fuerza en la arena, y su peso era ligero, demasiado aún para aquel peligroso viento que despertaba a ciertas horas de la tarde. Pero lxs niñxs ignoran el peligro porque no ven peligro alguno en el poder de la naturaleza. Y metió sus pequeños pies de niña de siete años en el agua. Río por el frío de su roce, y siguió avanzando hasta cubrir parta de su cuerpo en el agua cristalina. Río y jugó con las pequeñas olas que la movían sin ell...
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