Todo se hace pequeño, y pequeño se queda cuando me dices que te asusta el rubor de mis mejillas, que cantas a escondidas, y te duchas con agua fría.
Todo se hace pequeño; y pequeño se queda cuando tiemblas muy cerca y no te puedo arropar. Cuando no puedo besarte la frente y darte las buenas noches.
Pequeña, como un insecto, orgánica y pulida por todo lo que no nos decimos.
Todo, contado al revés, pensando hasta tres, y dicho de mala manera. Se queda profundamente dormida, con los ojos medio abiertos, esperando la guerra, la sangre, la muerte y la paz.
Pequeña, llora tranquila, que se hace de día y sigues aquí, entre las sábanas de quién no te quiere acariciar las ojeras, o acariciar los pliegues del cuerpo que te hace mujer.
Pequeña, corre tranquila, que corriendo se despista a quien no sabe querer.
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