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Entre cielo y tierra me hundo y me dejo ser mujer entre miles de hombres sin capa ni espada. Y entre los brazos de un Dios que no conozco me dicen que les cante a mis pestañas mientras rezo a apóstoles sin pechos ni sangre; “confía”, me dicen. Entre cielo y tierra decido nacer, y hacerme arena con el viento y deshacerme cual lluvia en tu piel; para ser mar y para ser tormenta; para ser reflejo e historia completa con un titulo aún en proceso, y que creo, si te atreves a preguntarme, que nunca acabara de procesarse. Y prefiero ser ahora lo que soy que volver a ser niña y volver a ti de esa manera. Prefiero ser momento perdido que una legaña entre tus cabellos que acabara entre mis manos de nuevo; prefiero ser caos que hacer sentido y dejarme morir en tus brazos. Y prefiero error y herida que piel fina sin rasguños, prefiero reírme de mi misma que reírme de otros por ser lo que a mí me gustaría ser. Y prefiero ser aurora, reflejo del sol en tus lunares; pecas o cicatrices en tu esp

Una chica sin pelo que baila por primera vez en un club en el que el aire es humo de tabaco es el ángel que escoge quien se muere y quien se queda. Sus brazos y piernas se desordenan cuando su cuerpo se mece a su voluntad. Sus ojos se cierran sin esfuerzo y sus labios forman sonrisas casuales mientras la música y el humo se unen entre cuerpos sudados. Su cuerpo brilla y cuando su piel roza otras pieles se encuentra con la muerte; pero ya la ha visto antes así que sigue bailando, porque no sabe si mañana el club seguirá abierto, y mientras haya luna ella seguirá moviéndose, sola, como una estrella, como el agua en un riachuelo que anhela un labio. Un halo de salvajería hace que su baile sea el único con sentido; el único con destino; el único con propósito. Y no ha bebido, ni comido, ni respirado desde que está allí; la música es su aliento y el baile su alimento, y es fácil para ella olvidarse de todo y creerse perdida entre multitudes que nunca conocerá, y la voz que le canta

El amor a veces es tan grande que se me salen los colores, y la gratitud que siento hacía la vida me desborda y mi verde pasa a ser azul del que siente con fuerza. A veces las lágrimas se me escapan, no puedo evitarlo, y siento un ardor en mi pecho que me dice que todo saldrá bien.  Un "Te quiero libre" en la radio. Un verano en Mallorca contigo.  Un abuso en proceso de perdonarse. Un nuevo camino asomándose. Un nuevo hogar construyéndose.