Entradas

Mostrando entradas de abril, 2022

A MIS FUTUROS AMANTES

Si me tuvieras que recordar, te pediría que me recordarás también enfadada; que recordarás mis cejas fruncidas, juzgándote y haciéndote sentir pequeño. Preferiría que me recordarás también con lo que me hace ser malévola; esa imagen de diosa que te creaste en la cabeza es una ilusión, te pido que si tienes que recordarme, si tienes que recordarme entera porque un día te pones nostálgico, me recuerdes también insegura, obsesionada con mi imagen, llena de miedos y vacía de valor. Recuérdame también frívola y distante. Recuerda el silent treatment que hago cuando me hieren. Recuérdame orgullosa, testaruda, mentirosa. Si tuvieras que recordarme, aunque sea por el placer de hacerte daño, recuerda las caricias en la espalda, los besos después de reírnos a carcajadas; recuerda la lluvia, recuérdame encima de ti, haciéndome pasar por lo más bonito de tu vida.  Si quieres recordarme, si un día debes recordarme porque ya no somos, recuérdame con todo lo que tengo, con todo lo que soy, y con todo

ANSIEDAD

A veces la ansiedad me consume con tanta fuerza que mi cuerpo, que se siente encerrado en sí mismo, encuentra liberación en el simple acto de sacarse los calcetines a media noche; como si fuera yo misma una planta, mis pies desnudos hacen raíz y parece que el temblor amaine.  El pecho, acelerado, se calma, pero se siente solo. Es como un pinchazo de realidad. Hay dolor, pero si cierro los ojos no se ve. Si cierro los ojos no se ve. Si cierro los ojos no se ve.  Mis pies, que echan de menos el mar, se tienen que conformar con la frialdad de las sábanas blancas; tienen que aprender a acurrucarse entre ellos dos, ignorar el frío y pedir, mientras yo rezo y me toco el pecho con ambas manos, un poco de calma para poder hacerme sentir parte de la realidad otra vez. Porque a veces me pierdo. Viajo y me pierdo entre ideas, acantilados y miedos que de vez en cuando -más de lo que me gustaría- me invaden sin previo aviso. Y entre todo el caos a veces abro mucho los ojos y me digo: "Mierda l

MIEDO DE QUÉ

Me sabe mal, pero últimamente paso muchas tardes con mi amiga Rouse, y entre pausa y pause mientras estudiamos hablamos y parece que nos arreglemos por dentro. Esta vez hemos hablado de como el miedo a perder aquello que ya se tiene te impide ir a por aquello que quieres o deseas en el momento presente.   El miedo paraliza y nubla todas aquellas ventanas que has dejado cerradas por la posibilidad de perder aquello que tenías construido. Pero, ¿Construido de qué? ¿Con quién? ¿Para quién? ¿Por qué?  Yo quiero vivir dando algún que otro pie en falso; caer, escalar de nuevo y volverme a arriesgar hacía aquello que me hace temblar por dentro.  Yo quiero dejarme de ostias, abrir las ventanas y que el viento me despeine entera.