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Mostrando entradas de junio, 2020

CORAJE

Te he estado esperando;  Pero no sé si seguiré esperándote pasada la madrugada.  Se me están arrugando la yema de los dedos.  Las olas no toman rehenes,  y a mi con este nudo no me acogen.  No sé qué hacer aquí tan sola entre peces de colores  que se olvidaran de mi en cuanto les diga mi nombre.  Me tiembla la voz mientras te espero.  Las canciones me inspiran y escribo,  te escribo.  Por momentos creo volver a la madre,  a aquel espacio encogido lleno de paz del que cuesta desprenderse.  Pero al final salimos y al ver el mar agitado nos entran las dudas.  Y ahora me dedico a esperarte y a luchar sin tu voz.  Te he estado esperando,  pero no sé si tendré la paciencia de seguir esperando cuando caiga la noche.  Tráeme flores si al final vienes. Margaritas blancas.   No se me hace fácil la tormenta entre dudas;  todas hablan distintas pieles.  Te espero y te he estado esperando,  y se me ha hecho eterna la subida,  pero mis cabellos busc

EN AQUELLA CASA

De más pequeña, cuando vivíamos en el pueblo, me gustaba estar en el baño estirada sobre una toalla en el suelo, y me ponía el pequeño calefactor que había muy cerca, dándome calor en invierno. Sara me avisaba de lo mucho que costaría eso a fin de mes, pero no dejé de hacerlo hasta que nos mudamos.  Hay objectos que nos devuelven memoria, o nos recuerdan a gente; como el secador de mi hermana, que hoy por hoy sigue teniendo un olor muy particular y único y que cuando lo huelo me transporta a aquellos años en los que convivimos. Nuestras habitaciones estaban separadas por un minúsculo patio interior en que solo había una planta muy alta que tenia como objetivo darnos intimidad. Recuerdo que al principio, cuando Sara llegó de Colombia para estudiar, no acababa de entender quien era aquella chica, o por lo menos, todavía tenía que entender quien era y porque empezaba a vivir con nosotras. Aún así, no recuerdo un tiempo en el que no estuviera viviendo en el pueblo con nosotras. Y es por

AGUA

Últimamente simplemente no me quiero, no me gusto, no me aprecio, no me quiero cerca. Últimamente es que no me quiero ver en los espejos. No me reconozco en mis ropas, no me quiero desprender de las mantas. Estoy bien aquí, a oscuras. No me encuentro en tus brazos. Me apetecen flores, que me llenen los sentidos de algo nuevo. Últimamente no me sueno bien en la boca de otres; no me acabo de convencer en ojos ajenos. ¿Qué miras? ¿Qué ves? No lo entiendo. No me quieren parar las lágrimas, y mi cuerpo se rebela contra lo que se sumerge como las ballenas. Me pesa el pecho y se me hace cuesta arriba el silencio. Me quedo inmóvil delante de la vida, me he rendido a la celda, al semáforo en ámbar, al policía que me impide seguir avanzando cuando quiero cruzar la calle; Con la mano me dice que pare, y mis pies se han auto-convencido de que esa es la única manera de vivir; rindiéndose al ceda. Mi cuerpo no se quiere. Mi cuerpo no se gusta. Mi cuerpo duda de

LO ECHABA DE MENOS

Hoy no he comido sola estando en casa. Echaba de menos la gente, mi familia, los mimos, los cuidados, las risas, las charlas; a la perrita, el mar, las flores de piedra, a él a la vuelta de la esquina, el metro y las palomas. Echaba de menos dormir a oscuras, despertarme sin prisa ni ansiedad. Echaba de menos sus rizos, sus comidas... echaba de menos la música a todas horas, aunque solo sean notas sueltan, desordenadas o sin pulir. Echaba de menos el ruido de fuera, las terrazas ajenas, vacías y repletas de antenas.

Si florezco de entre las llamas del desierto, sólo pediré una gota de agua fresca que haga sanar mis heridas. Sólo pediré un beso en la frente que me ayude a dormir por las noches después del tormento. Sólo pediré una noche de calma, con vino barato y rosas secas colgando de mi estantería.