Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018

EL HOMBRE FEMINISTA

El hombre feminista da un paso al lado de la mujer que lucha y actua, dejando el ego de lado y entendiendo que ellas, nosotras, también brillamos y somos fuertes sin ellos. El hombre feminista entiende sus privilegios y lucha contra ellos como nosotras lo hacemos; el hombre feminista no teme dejar de tener privilegios porque sabe que nos quita valor a nosotras.                 El hombre feminista pregunta y escucha a las mujeres (sobretodo escucha), para poder hacerse un mapa de la realidad que a él nunca le han enseñado. El hombre feminista no llora porque nadie le da las respuestas, no se queja porque nadie le enseña el camino; el hombre feminista encuentra el camino tal y como hemos tenido que hacer nosotras. Por otro lado, el hombre feminista pelea por su derecho a llorar.  El hombre feminista lucha contra aquellos hombres que no quieren bajarse del pedestal patriarcal, contra aquellos hombres que nos siguen viendo, a nosotras, como simples objetos que controlar, manipu

PLACER

Me da placer la risa mía y la risa de otrxs. Me da placer escribir la mierda y la gloria propia y rendirme al papel como si diera mi cuerpo en subasta literaria. Me da placer el mar; su tormenta, su fuerza y su gracia. El mar que choca y te revienta la piel con su sal. Me da placer conducir de día y me da placer conducir de noche, con la música muy alta y las ventanillas bajadas aunque se está a siete grados fuera. Me da placer la niebla y la lluvia que quiere romper el vidrio, que quiere hacerlo agua y que quiere unirse conmigo. La lluvia de verano y la lluvia de abril; esa que te susurra “quédate en casa” y te prepara una taza de café para que no tengas que hacer esfuerzos. Me da placer el abrazo que busco cuando quiero calidez; la calma de unos ojos cerrados y las primeras luces del día. Me da placer la música con intención de hacerme llover; la comida hecha con amor y las sonrisas que sale sin querer. Me da placer la ducha, mi cuerpo despierto y en pie que se deja bañar

ENTRE EXTRAÑOS

Le vi sentado leyendo en medio del metro y creí estar soñando. Se había cortado el cabello y se había rapado los laterales, la parte con más pelo estaba despeinada y se la tenía que apartar de los ojos con frecuencia mientras sus ojos iban de línea en línea, ignorante de mi presencia. Llevaba una camiseta gris holgada y unos tejanos oscuros arremangados por los tobillos. Parecía tan tranquilo… tan a gusto con su lectura, que me intimidó la idea de irle a saludar e interrumpirle. Me sentí navegando entre la vergüenza y la emoción. Había pasado tanto tiempo… cinco años, se dicen rápido, pero pasan lento... Le observé con la máxima prudencia, escondiéndome disimuladamente entre la gente. Recordé entonces todo aquello que había estado intentando olvidar durante aquellos últimos cinco años: su mandíbula tensa y sus ojos verdes perdiéndose en sus zapatos, incapaces de mirarme; Sus manos recogiendo sus cosas del piso que habíamos decidido alquilar juntos no hacía más de tres meses, en el c

A LA BOCA TAMBIÉN SE LA INVADE

También hay besos impuestos, besos obligados. Besos no deseados. Los besos robados que me quitaste he tenido que arrancármelos con las manos. He tenido que quitar tu saliva de mis labios y tocarme la boca con los dedos para saber si por fin estaban a salvo. Y no sé si están a salvo, pero ahora son más suaves, más tiernos, más míos. Los besos que me quitaste, que me obligaste a darte, no los quiero más. Me los he quitado. Y me los seguiré quitando hasta que la piel primera pueda respirar de tu invasión. Los besos también se abusan, a la boca también se la destruye. Los besos solo yo decido a quien dárselos. A la boca también se la invade.

PURAMENTE CENIZA

Al final, todo se reduce a un puñado de cenizas, pero ya no sé si siguen calientes. Y esto somos, entre polvo y sueño, un vacío de algo que llamamos amor y algo que llamamos olvido y lucha perdida.                Al final solo ceniza, de la que entre mis manos se aleja con los días y con las noches de hoguera me pide a gritos un chupito de algún licor que la haga renacer, así como un beso, un baile, una canción.  Cenizas, hijas de la madera que cuando guiña el ojo te hace sonrojar, y caes, de nuevo, en el extasis;  Lo único que desea es hacerse quemar… como yo cuando llega el frío, como yo cuando me despisto y sin querer las páginas vuelven a empezar de cero y volveis a leerme semidesnuda. Y como ceniza me caliento al fuego y me dejo mimar, me dejo crecer. A la espera.               Entre tu llama y lo que queda de la mía que ahora se calma para volver a nacer, me hago yo misma otra vez una mujer como yo.  ... Una y otra vez. Pero ya no sé si estoy gan

AQUÍ

Huele a leña quemada, a humo casero, a lluvia en trance y viento enrabiado. Huele a paz; a montaña, a bosque, a siete gatos y dos perros que duermen de día y se juegan de noche.               Aquí arriba todo es diferente; todo huele y se ve más amplio, con más fuerza y con más color. Aquí arriba se respira más a verdad, más a flores que nacen porque han encontrado un hueco donde dejarse ser.  Aquí arriba el frío es más frío y el calor no se resiste, cede deprisa y se va a dormir despacio, dejándonos algún que otro rayo de sol en el que tumbarnos y relajarnos cuando se hace la tarde.                 Aquí huele a niebla espesa por las mañanas y lluvia intensa por las noches. Aquí los animales no tienen dueño ni final. Aquí no existe domingo o lunes. Aquí yo me olvido de todo; de la gente, de la vida, de mí. Aquí arriba me hago más mala; aquí arriba me entra la envidia, los celos. Aquí arriba me dejo llevar por querer ser necesitada. Y pienso; “necesítame… necesítame con tu