MILES DE GAMAS DE GRIS

Se esconden secretos en miles de flores. Hay que tienen pétalos que ya marchitos, siguen brillando con el sol; que siguen dejándose acariciar por nuestros dedos, y que se mueren cuando les toca: en otoño, en invierno, en verano...

Hay, por otro lado, que se dejan consumir por el peso del mundo. Se dejan devorar por esa eterna gravedad que solo hace que llenar el vació con secretos. Nunca se sacia, nunca se calla, nunca se muere. 

¿Pero quien es lo suficientemente fuerte como para luchar contra ese peso; contra ese continuo tormento, contra esos demonios que siempre gritan en nuestro estómago? 

¿Quien podría sonreír en una oscuridad creada por el ser? ¿Quien querría sonreír sabiendo que después vendrán las lágrimas? 

No le veo la esperanza a una flor que solo se centra en brillar por fuera. No le veo la belleza a una sonrisa desgastada y a unos ojos agotados. Tal vez antes si la viera; tal vez antes si que me llenara. 

Tal vez antes si le viera la gracia a la mentira; al ocultar aquello que se siente, que se vive, que se quiere. 

Pero ahora ya no. Ahora encuentro la belleza en sonrisas vivas y miradas joviales. Ahora encuentro a la belleza en la luz y en la oscuridad, y la abrazo sin ningún temor a quemarme. 

Ahora no es blanco o negro; ahora hay gris; miles de gamas de gris. 

Disfrutare de esta canción, de este libro, de esta taza de café, de esta manta, de este tiempo que aduerme a los arboles y aleja a las personas de las calles. Disfrutare de estos labios, que me besan sin prisas. Disfrutare de estos brazos, que me rodean sin falta de caricias. Disfrutare de este momento, ya que es esto lo que tenemos; lo que nos hace bellos. 

Hoy las hojas permanecerán sobre el árbol, presumiendo de verde y acariciando el viento, pero puede que mañana estén en suelo frío, enemigo; mirando al cielo con anhelo, tristeza y nostalgia, ya que estaciones atrás habían estado mucho más cerca él.