SOY YO

¿Sabéis esas noches que se pierden con las corrientes marinas? ¿Y esas caracolas a las cuales se les atribuye el sonido del mar? ¿Conocéis ese dulce sonido de un piano en la lejanía?

Yo soy esa noche. Yo soy esa caracola. Yo soy esa canción en la lejanía. Yo soy esa luz que se une con la oscuridad cuando esta apunto de aclarar el día. Yo soy esa chispa que enseguida muere con las risas de otras flores, pero que vuelve a intentar arder.
Soy tan pequeña, y a la vez tan eterna. Soy tan yo.
A veces creo que soy una mota de polvo en medio de escobas.

Soy demonios; miles de demonios atormentados.

Ya ni siquiera soy yo misma; solo soy el reflejo de algo que alguna vez fui, y que se perdió por el camino lleno de grietas. He caído por una... intento salir.

Soy melancolía y nostalgia. Soy tristeza y oscuridad. Soy mirada impotente, intensa, inmersa en un cielo de dudas e imágenes confusas. Soy labios finos y fríos, y piel blanca como la nieve. Soy pelo oscuro, rebelde con el viento, callado como el invierno.
Soy un agujero de cuervos en busca de algo que brille y me permita salir.
Soy tantas cosas que he dejado de ser solo yo. Solo yo... llena de preguntas.

Soy la Luna. Sí, aquella que acuna a las olas. Soy la Luna porque, como esta, tan pura, estoy en constante transformación, pero no dejo de ser yo.
Soy una pizca de purpurina en un papel gris, y soy miles de colores y  sombras ocultas en la hipocresía de mi misma. Soy hipocresía, una romántica y una muñeca perdida entre agujas que insisten en repararme, en coserme las heridas.

Soy cicatrices y momentos de bondad. Soy palabras, pintura, escultura, arte. Soy una sonrisa que intenta sobrevivir a las mentiras. Soy un alma perdida que se intenta encontrar en cada canción.

No se bailar, pero bailo. Bailo con quien me ofrece una mano firme y segura, y bailo con quien me hace sentir protegida. Solo quiero eso... protección. Un pecho cálido y seguro donde dormir y dejarme llevar.
Soy dependiente de mi cuerpo. Dependo de mis latidos intranquilos; dependo de mi corazón que, con insistencia, insiste en seguir.

Soy ignorancia para ojos ciegos y mentes cerradas. Soy un libro con palabras desordenadas que nunca han intentado ponerse en orden. ¿Para que ponerse en orden? El mundo es un sin sentido lleno de momentos inoportunos que nos hacen felices. Mejor que ponerme en orden sería que todo el mundo me entendiera así, del revés.

Entiendo el mundo como un lienzo aún muy blanco. Blanco como mi piel, que aún tiene mucho por vivir. Hay sitio aún para más arañazos y tiritas en mi pecho.

Soy amor; puro amor que abre sus brazos a quien lo intenta entender.
Soy orgullo, áspero y arisco.
Soy maldad, de esa que baga por mi corazón sin prisa por salir. Soy un arañazo que de repente te hace despertar del sueño.
Soy silenció, de ese que te atormenta cuando necesitas ruido. Y soy ruido cuando necesitas silencio.

Soy lágrimas... lágrimas reprimidas.
Soy poesía; cuerpo tal como el violín lleno de curvas, lleno de notas que no todo el mundo puede escuchar.
Soy música, sin más.

Soy dolor... una profunda grieta en mi pecho intentada juntar con esperanza.
Me cuesta respirar... y soy atraída por la miseria cada vez que pierdo el presente, que pierdo el sentido de lo importante. Que me pierdo.

Lo cierto es que el mundo es mi caracola, pero no es el mar lo que se escucha cuando pego la oreja, sino mi propio mundo interior, gritando, acariciando la playa de mi mente; a las rocas de mi alegría que se ahogan con aquellas toxinas que no se llegan a ir de mi aire.


Soy carne, huesos y polvo. Soy curvas de mujer. Soy ojos azules espejos del cielo, hermanos del infierno claro de mi alma. Soy un año, un día, un mes.
Soy yo, un desorden, un caos; una historia incompleta; una canción con la letra en proceso. Soy un pozo con emociones que se niegan a salir ante gente ignorante. Soy yo; solo yo. No hay más. Un recuerdo, un suspiro, el amor de alguien.

Soy piel, emociones y mujer de mente fría, pervertida y decidía.


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