LA DISTRACCIÓN

Es fácil caer en la tentación, en el egoísmo y en la amargura. Es fácil olvidarse del respeto, de los modales, de la amabilidad, cuando tu felicidad está en juego; cuando tu confort y comodidad se tambalean.

Juzgar, criticar y reírse de otros es fácil cuando lo haces desde lejos; cuando no pueden oírte, cuando solo los ignorantes te escuchan.
Deshonrar y ridiculizar es sencillo cuando te sientes amenazadx; cuando te ves substituido.
El respeto y el amor son fáciles de cambiar cuando alguien hace por los demás lo que tu no haces -y lo sabes-.

Simplemente el egocentrismo humano a veces vence a la cordura, a la ternura, a la familia, a la amistad, al amor.
Olvidas el amor.
Olvidas la alegría, y dedicas tu tiempo y esfuerzo -el cual nadie te ha pedido- en destrozar a otros, sin saber cómo esa degradación va a sentirles.

Tal vez se despierte una mañana con tus palabras en la boca, con la duda en la cabeza y el corazón dividido. Porque confía en ti, te cree, te tiene fe. Porque te ama, porque te respeta, porque eres su persona, y siempre lo has sido.

Y ahora hablas, aunque bromeas; ahora lo tomas por inútil, por idiota, lo insultas, y llamas distracción pasajera a aquellos que lo aman con todo su ser, que darían su humor para que sonriera.

Porque toda mentira tiene verdades ocultas, y tu las destapas; pero son tus verdades, tus mentiras divertidas, las llamas. Son tus insultos, tus acusaciones, tu amargura, tu egoísmo.
Y te sumerges en esos pensamientos mientras otros se rompen cual madera en la hoguera, y te ríes sobre tu ingenioso humor destroza ánimos, y crees que es verdad lo que dices a pesar de haber bromeado, porque es eso lo que, una broma, un comentario para pasar el tiempo, para calmar tu pena, para demostrarle a todo el mundo que solo tu puedes tener el amor de esa persona que ahora duda por ti.


Y me siento ridiculizada, porque ni siquiera me conoces. No conoces mi historia. No conoces mi fuerza, ni mi presencia. Y yo te respeto a ti por ser la persona querida de a quien más amo, pero no como persona, no ahora.
Porque ahora, yo, nombrada por ti, soy una distracción pasajera, de esas que se olvidan, de esas que no perduran, pero creeme, la verdadera distracción es la mentira.




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