LA VIDA
Es fácil confundir necesidad con deseo; mezclar sentimientos y anhelar atracción, querer romance.
Es fácil caer al vacío y sentirse agusto. Nos sentimos agusto en aquellos mares que nos controlan, que nos implantan temor y nos salvan de la peligrosa verdad.
La vida está atada a la verdad, al miedo, a la tristeza, a la melancolía, a la calma, a la paz.
Para mi la paz es un martes lluvioso, una cama con las sábanas desordenadas y el cuerpo de quien amo desnudo acurrucandome entre sus brazos. Me siento amada, en paz, y en la marea de sus brazos, plena protección.
Las personas debemos aprender a amar los defectos de aquellos otros que desconocen sus virtudes, pero no dejarnos engullir por sus demonios.
Amamos con toda la fuerza de nuestros corazones. Sentimos sin importar el mañana. Caemos al precipicio por amor. Nos transformamos en colchones y damos permiso a las agujas a derrumbarnos. Aprendemos a llorar; aprendemos a sufrir, a cantarle a la noche nuestros deseos y a pedir perdón. Aprendemos a dejar ir, a retener. Aprendemos el egoísmo, la libertad, la confianza.
Caemos... caemos con lentitud, pero no importa... el amor estará allí cuando lleguemos. El amor nos recoge, siempre lo hace. De la forma que sea.
Aprendemos del dolor, del derrumbe, de las lágrimas. Aprendemos de la vida mientras esta nos desanima; porque cuando has caído, la Vida, no te parece otra cosa sino hermosa. Y en su plenitud, la Vida, no es otra cosa que una madre, una canción, la risa de un niñx. La Vida, en su único concepto humano, consiste en caer, en sentir... en sentir, en bailar en el baño y reír mientras se hace el amor. Consiste en perderse entre mil caminos y no desesperarse.
Sentir... todo lo que tienes que hacer para entender la Vida es sentir... Comprende que no eres nada comparado con lo que puedes llegar a sentir, que solo eres humanx, que eres un regalo, y exprime al máximo tus lazos.
Es fácil caer al vacío y sentirse agusto. Nos sentimos agusto en aquellos mares que nos controlan, que nos implantan temor y nos salvan de la peligrosa verdad.
La vida está atada a la verdad, al miedo, a la tristeza, a la melancolía, a la calma, a la paz.
Para mi la paz es un martes lluvioso, una cama con las sábanas desordenadas y el cuerpo de quien amo desnudo acurrucandome entre sus brazos. Me siento amada, en paz, y en la marea de sus brazos, plena protección.
Las personas debemos aprender a amar los defectos de aquellos otros que desconocen sus virtudes, pero no dejarnos engullir por sus demonios.
Amamos con toda la fuerza de nuestros corazones. Sentimos sin importar el mañana. Caemos al precipicio por amor. Nos transformamos en colchones y damos permiso a las agujas a derrumbarnos. Aprendemos a llorar; aprendemos a sufrir, a cantarle a la noche nuestros deseos y a pedir perdón. Aprendemos a dejar ir, a retener. Aprendemos el egoísmo, la libertad, la confianza.
Caemos... caemos con lentitud, pero no importa... el amor estará allí cuando lleguemos. El amor nos recoge, siempre lo hace. De la forma que sea.
Aprendemos del dolor, del derrumbe, de las lágrimas. Aprendemos de la vida mientras esta nos desanima; porque cuando has caído, la Vida, no te parece otra cosa sino hermosa. Y en su plenitud, la Vida, no es otra cosa que una madre, una canción, la risa de un niñx. La Vida, en su único concepto humano, consiste en caer, en sentir... en sentir, en bailar en el baño y reír mientras se hace el amor. Consiste en perderse entre mil caminos y no desesperarse.
Sentir... todo lo que tienes que hacer para entender la Vida es sentir... Comprende que no eres nada comparado con lo que puedes llegar a sentir, que solo eres humanx, que eres un regalo, y exprime al máximo tus lazos.
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