& TE

Me daras mil tormentos, y yo te los dare a ti. Querre alejarme de ti un día y abrazarte durante horas en otra temporada. Querre que calles, que dejes de hablarme como si me conocieras, y querre también que me aconsegues, porque eres tu realmente quien más me conoce.
Podre estar sin ti todo el tiempo que mi alma necesite, pero realmente mi alma siempre te necesita, por lo que, si me faltas, removere entre tu armario el olor tan familiar y cálido que invade la casa cuando estas.
Tu le pones colores al mundo, a mi vida, a mis días. Tu eres la razón, por tus días de ternura, por tus momentos de amor repentino, por tus caricias, por querer verme feliz aún sabiendo que esa no es probablemente la felicidad que necesito. Pero me la dejas vivir, porque es mi experiencia.

Querre que permanezcas a mi lado siempre, pero te querre fuera de mi diario.
Querre, quiero, tu sonrisa postiva siempre, pero no puedo pedirtela cuando no te queden fuerzas. Cuando
eso ocurra, yo sonreire por ti, y te hare sentir especial de nuevo.

No quiero ser como tu ni para ti, pero quiero alcanzar esa sabiduria que posees, esa luz que irradias, ese amor que das incondicionalmente a todo aquel que se lo merece, a todo aquel que te dio algo importante para ti.
Te amo por no guardar rencor, por no guardarte la dulzura. Te amo por saber perdonar; por saberme perdonar; por ser sincera cuando te cuesta hacerlo.
Te amo por vivir tu vida en constante aprendizaje, por no judgar, por no dañar, por ser valiente a pesar de la oscuridad. Te amo por ser como eres, tan pura y sincera. Te amo por tus errores, por intentarlos curar, por perdonarte. Te amo por darme la vida y habermela dado día tras día en estos años, los cuales algunos han debido de ser pura tristeza para ti. Siento haberte hecho pasar por esa tortura.
Te amo por entenderme, por no reprimirme las ganas de caminar sin ayuda por el muro de piedra a un metro del suelo a los seis años. Te amo por confiar en mi, por respetar mis decisiones, aunque tu supieras que tal vez no eran las correctas; por abrazarme, por guardar silencio cuando necesitaba que alguien me hablara. Haces lo que te sale del corazón, lo que te dice el cuerpo, el alma, la cabeza.
Te amo porque eres mi madre y lo has intentado todo por hacerme feliz; por darme seguridad, por intentar hacerme sonreir cuando evidentemente necesitaba hacerlo y mi melancolia me dañaba.
No se como lo haces, pero lo haces; te mantienes en pie a pesar de querer dejarte caer; te mantienes en pie a pesar de que el mundo no deja de empeorar. Tienes fe. Tienes fuego en el alma, en los ojos, en el espiritu. Eres fuerza en tu piel, en tu mirada. Eres belleza en tu sonrisa, en tu rostro, en tu cuerpo, en tu voz, en tu inteligencia, en tu paciencia.

Es fácil para mi amarte tanto, mamá. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprendo (a veces)

DOMINARME