PRE. + FU., ES IGUAL
Lo siento, esta es otra de las muchas historias tristes que guarda mi cabeza y contagia a mi corazón.
No encuentro las palabras. Tengo de nuevo ganas de llorar por nada, por todo, por lo que viene, por lo que esta, por lo que será, por lo que puede ser.
Historia triste de una joven perdida en cuerpo y alma, abandonada, rechazada por la sociedad que tan bien le prometio cuna.
Abandonada. Rechazada por ella misma. Abandono la fe en si misma porque, ¿En que iba a creer?
Calmada la marea de mi cuerpo que desea derrumbarse con las oleadas más fieras de mi ser.
Quemada la esquina angustiada del pedazo de alma que me robarón al nacer.
Solo palabras que mi boca dice mientras mi mente calla, mientras mis ojos duelen y mis labios cortan el frío.
Siento angustia en mi garganta, siento presión en mi frente. Todo me duele, todo se pierde.
Me veo entre el futuro y el presente y les veo luchar, gritarse y imponerse; les veo rendirse... ¿pero cual? ¿Cual se rinde? ¿Se rinde mi presente, que ha estado todos estos años conmigo y mis tormentas, y justificando mis lágrimas; que ha sabido darme hombro para mejilla inquieta de temblores, que ha querido amarme aunque yo no me amara; me ha acunado con ternura cuando yo ya todo lo veía perdido... se rinde mi presente que ya ve que no hay luz en este tunel tan oscuro, que no entiende que más hacer para mantenerme con sonrisa en la boca ya de cristal rota y pegada con cera de vea desgastada... se rinde entonces, el presente?
¿O se rinde mi futuro? Mi futuro... Mi futuro tan claro que negro se vuelve cuando me vuelvo e intento entenderlo. Gira. Vuela. Se esconde. Se enrreda en mi cabeza y me hace imposible querer continuar con esta mentira que tan bien atrapada me tiene.
Futuro... futuro, futuro, futuro. Eres la pequeña ranura, la pequeña grieta de esa puerta medio abierta que tengo miedo a abrir del todo. Quiero saber lo que hay al otro lado, pero el presente me asusta más, porque no huye, se queda aquí, conmigo, intentando que siga adelante, mientras yo lo único que quiero es seguir hacía el vacio.
Presente, presente, presente... Dame fuerzas para por lo menos querer volverte a ver.
No encuentro las palabras. Tengo de nuevo ganas de llorar por nada, por todo, por lo que viene, por lo que esta, por lo que será, por lo que puede ser.
Historia triste de una joven perdida en cuerpo y alma, abandonada, rechazada por la sociedad que tan bien le prometio cuna.
Abandonada. Rechazada por ella misma. Abandono la fe en si misma porque, ¿En que iba a creer?
Calmada la marea de mi cuerpo que desea derrumbarse con las oleadas más fieras de mi ser.
Quemada la esquina angustiada del pedazo de alma que me robarón al nacer.
Solo palabras que mi boca dice mientras mi mente calla, mientras mis ojos duelen y mis labios cortan el frío.
Siento angustia en mi garganta, siento presión en mi frente. Todo me duele, todo se pierde.
Me veo entre el futuro y el presente y les veo luchar, gritarse y imponerse; les veo rendirse... ¿pero cual? ¿Cual se rinde? ¿Se rinde mi presente, que ha estado todos estos años conmigo y mis tormentas, y justificando mis lágrimas; que ha sabido darme hombro para mejilla inquieta de temblores, que ha querido amarme aunque yo no me amara; me ha acunado con ternura cuando yo ya todo lo veía perdido... se rinde mi presente que ya ve que no hay luz en este tunel tan oscuro, que no entiende que más hacer para mantenerme con sonrisa en la boca ya de cristal rota y pegada con cera de vea desgastada... se rinde entonces, el presente?
¿O se rinde mi futuro? Mi futuro... Mi futuro tan claro que negro se vuelve cuando me vuelvo e intento entenderlo. Gira. Vuela. Se esconde. Se enrreda en mi cabeza y me hace imposible querer continuar con esta mentira que tan bien atrapada me tiene.
Futuro... futuro, futuro, futuro. Eres la pequeña ranura, la pequeña grieta de esa puerta medio abierta que tengo miedo a abrir del todo. Quiero saber lo que hay al otro lado, pero el presente me asusta más, porque no huye, se queda aquí, conmigo, intentando que siga adelante, mientras yo lo único que quiero es seguir hacía el vacio.
Presente, presente, presente... Dame fuerzas para por lo menos querer volverte a ver.
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