MANOS SINUOSAS

Mis manos han empezado a bailar; se elevan hacia el cielo, surcando el tiempo. Son como leves olas en el mar que con suavidad se mecen. 
Son como la brisa que acaricia los cabellos de los amantes. Cabellos y labios se unen. 
Mis manos se tocan y dan vueltas a mi alrededor, danzan con mis brazos, tocan mis caderas, rozan mi piel; lúcida piel. Pálida piel.

Tengo piernas que bailan con el son de una música que aún no puedo escuchar. Se mueven, se cruzan, se deslizan. 
Mis manos, que han nacido para el arte, han decidido siempre guiarme por la belleza del color, del sonido, del sentir. 
Mis caderas ahora se unen a la marea... Se dejan llevar; mi mente infinita, que llora y grita y se deja engañar. 
Tormenta...  Manos sinuosas. 
Tormenta. Caderas que bailan. 
Tormenta... Tan cerca, tan silenciosa; corazón de hierro forjado con flores suaves, que caen delicadamente por mi espalda, espalda joven y aún por moldear. Espalda que une mi cuerpo. 

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