CUERPO DESPIERTO

Si es pues mi destino morir, si es el destino de todxs, déjame Vida morir habiendo amado al mar.
Si es el destino de las flores parecer ante el invierno déjame Vida cultivarlas en mi piel, hacerlas crecer en lo más profundo de mi ser.
Si es el destino de la canción terminar déjame Vida, permíteme hacerla eterna; melodía tuya que pueda acompañar mis días.

Si es el destino del cuerpo podrirse permíteme Vida hacerle feliz, hacerle mamar del contorno de algún otro cuerpo despierto. Concédele el último aliento de sudor caliente; concédele la dulzura, el despertar a la madrugada; el abrazo.

Si es la muerte el único camino permíteme Vida rebelarme. Rebelar mis cabellos, aún castaño; Rebelar mis labios, anhelosos aún de muchas mareas; Rebelar mis ojos, primos cercanos del cielo manchado de ceniza; hundidos ambos en esa galaxia perdida del universo, atados por un agujero negro que nunca se sacia.

Déjame Vida discutir con tus deseos, déjame dudar de tu criterio; y déjame por último prometerte, con cada uno de mis dientes, con cada poro de mi pálida armadura, con cada curva que mi árbol dedico a formar; permíteme Vida prometerte que no será por el miedo por lo que me detendré.
 

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