GAVIOTA

Veo el mar madre: es inmenso, es brillante… He visto una sirena de espuma, ha fingido amarme; y ahora tengo el corazón roto madre, sus canciones ahora solo llevan consigo letras de pena y dolor; llenas de maldad sus melodías.
He visto el mar; me he bañado en él, y he entendido al marinero que no pisa tierra hasta que no tiene que hacerlo; he entendido a la Luna, que a diferencia del Sol, nunca se deja caer para rozarle los labios a la bruma marina.
Me he fijado también en que el cielo y el mar son como hermanxs, pero no se parecen, me parece que tienen otro padre; pero su madre es la misma, ya que ambos son tiernxs y cálidxs, llenxs de carácter y destreza. Su padre tal vez es la tierra, los arboles… o quizá el viento. No lo sé madre mía; no me enseñaron a distinguir el amor en el nido.  
Te echo de menos madre, ser pájaro en este mundo es difícil, hay muchas corrientes ásperas, llenas de odio. Pero no te preocupes madre mía, buscare, como tú hiciste, un buen lugar donde perder los males.

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