AMOR

Hay odio en el mundo; hay dolor.
No puedes prohibirle a nadie no sentir miedo, no tener la sangre hirviendo por la rabia de las injusticias que afloran por las calles de ciudades que han sido tierra de nuestra piel. No puedes.
Pero es el amor y la comprensión lo que cura la ira; lo que calma la tormenta.

Todo nos es ajeno hasta que nos pasa, hasta que tocan nuestra sangre, nuestras calles, nuestras familias, nuestra tierra.
Es el momento de llorar y ser conscientes de que nuestros actos y nuestros pensamientos repercutan el estado del mundo; de que el odio no salva a nadie, de que la guerra y la muerte no dan justicia, solo sangre inerte. La guerra y la sangre no traen paz, solo miedo y caos sin filosofía.
Caos que se volverá en nuestra contra si no tratamos el miedo con amor.
Y no puedo hablar de entender que es perder a quien amas, de perder un hijo o una hija, un padre, una madre de aquella manera tan brutal; pero puedo dar amor, puedo dar mi apoyo.

Encuentra la humanidad que hay en ti y tornala en amor.

 

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