ODIO

Odio el chirrido de las puertas y cuando los platos se chocan al sacarlos del armario, ese agudo ruido me desordena la cabeza y hace que cierre los ojos con fuerza.
Odio las risas falsas y las amistades que sólo aparecen por felicidad comprometida. Odio cuando me miras y no me trasmites nada. Odio el silencio en aquellos momentos que hay tanto por decir.
Odio cuando los anuncios me interrumpen un seguido de canciones melancólicas en días de tristeza personal, no necesariamente negativa.
Odio el amor sin amor; el amor que habla pero no escucha. Odio el amor sin confianza, competitivo.
Odio la mentira, sobretodo si es mía. Odio el dolor, aún sabiendo que no puedo controlarlo y odio la culpa, más todavía cuando es propia.
Odio la indiferencia. Odio el desorden de las vidas ajenas y el poco respeto de algunos individuos. Odio cuando la gente actúa como si todo fuera bien, principalmente porque no quieren que nada vaya mal. (Nota mental: dejar de hacerlo).
Odio dejarle el poder al destino aunque sé que es él quien lo decide todo.
Odio la impotencia de este camino: algo hay que aprender, siempre lo hay, pero lo aborrezco.
Odio cuando algo bonito acaba o cuando no me miras a la cara, cuando estás seríx, triste, y no me hablas.
Odio que estés lejos a pesar de tenerte a un centímetro de mi. 
Odio la razón que tienen algunas canciones; de como escuchandolas nos imaginamos a nosotrxs mismxs en esa situación -llorando a veces- sin poder controlar la emoción que sienten nuestros ojos al recordar.
Odio el temblor de mi cuerpo y la nostalgia de mis labios cuando llevo más de medio día sin tocarte.
Odio la falta de respeto hacia las miradas que con buena fe juraron seguir sonriendo.
Odio el roce de mis dedos por la vida cuando no tengo uñas a causa de haberlas rotos, mordido o dejado heridas.

Y no odio. Estoy aprendiendo a amar todo aquello que me hace sentir viva, muerta o dormida.
No odio. Sólo intento entenderlo todo, dejándole al mundo mi olvidó temporal cuando duermo, para así despertarme mañana y volver a empezar de nuevo y decir: "Hoy toca sentir todo aquello que ayer deje salir".

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