SAL

Sal marina. Sal. Tan reprimida. Producto de la espuma prima hermana del mar que golpea las rocas; sí, aquellas mismas rocas del puerto de Sitges. Aquel en el que estuvimos besándonos como si el mundo no existiera. Allí mismo donde tuve que volver a la cordura y detenerte, ya que pasaba gente.
Sal. Sal la que queda en tu cuello cuando lo lamo. Sal cuando me pruebo los labios. Sal tuya claro. Siempre tuya.
Sal que huele y se crea cristal; el del reflejo de tu desierto en mi mar, el de tu boca haciéndome sonrisa.
Sal. Sal pequeña y menuda que se ha empeñado en no hacerme olvidar que estás aquí, conmigo. Y cuando se hace de noche y no estás, pienso en toda la sal que me faltó por probar el día antes cuando te podía tocar.
Y cuando voy a la costa solo veo sal; en tu cuello, tu pelo. Nuestro océano.


para Judith, que no solo es mi prima, sino parte de mi universo entero 

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