MÍA TIERRA

Tierra, de esa que baila, de esa que reza, de esa que llora cuando te la apartas de entre los dedos.

Escucho a la Tierra, te escucho a ti querida amiga del pasado, y me desvanezco.
Escucho a la Tierra y no puedo evitar pensarte; pensar en lo lejos que estas, en lo cerca que estoy. 
Te escucho y solo puedo pensar en que en algún momento te pertenecí y que sería  inútil dejar de hacerlo.

Tierra escúchame: Espacio el de tus ojos perdidos en esta árida tierra congelada por el miedo de cientos de años haciendo de mendigx.
Tierra óyeme: Te desvaneces con el chasquido de mis dedos. Te echo de menos.
Aleatorios pensamientos de cómo salvarte. Y sigo aquí, echándote de menos aún que te toco con los pies. Sigo aquí, y te sigo perdiendo. Te perdemos todxs.

¡Ay Tierra! Qué lejos has quedado de la idea del principio.
¡Ay Tierra! Qué bella eres cuando los pájaros te vuelan.

Tierra, escúchame; me dejo llevar por tu aurora y seré tuya de esa manera tan personal.
Me desnudo para ti Tierra mía, y te veo danzar de la emoción, aunque ya me has visto desnuda, cuando era menuda y me viste nacer. Ya no soy una criatura Tierra mía, déjame crecer.
Te necesito Tierra mía hecha de gravilla, te necesito porque sin ti no hay montañas que escalar ni mares que nadar. Conviértete en aire gravilla, se el impulso de mi mar.

El Sol te acuna pero tú ya no te dejas.

Voy a quedarme aquí y espero verte de esa manera tan nuestra con esa luz tan de todxs; esa luz que todxs esperan.


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