LA NIEBLA

Se levanta la niebla. Los pájaros callan. No es de noche pero me ha llegado el sueÑo. Mi sueño. Ha esta ventana de madera vieja, y ventanas que no dejan pasar el frío. 
Y no sé si soy yo o me tiemblan las manos cuando pienso en su nombre en mi boca; cuando pienso en tragarme su aroma y su piel y el color de sus ojos. Sins pausas para cojer aire. No sé si soy yo o la mañana esta empezando a jugar conmigo, quitandome horas y despertandome antes de lo previsto, para decirme que no, que hoy toca madrugar, que hoy toca olvidar, que hoy toca quererse de nuevo.

Esos rayos de sol que con tanta dulzura me calman el rostro, seco y cansado de tanta guerra, no sé si son ciertos… 


              Esta niebla que no deja ver... que no deja ver nada más allá de ella misma. Puedo escuchar y puedo oler, pero no puedo ver. Ni a la luz ni a lo que está detrás de esta. Todo está lejos, muy lejos; tan lejos que me tiemblan las manos de nuevo.
Esta niebla que solo nos deja ver alejarse la paz, el egoísmo, la euforia. Desconocida. La tuya. La mía. La nuestra. La suya. No sé... la euforia de todxs nosotrxs, que a veces olvidamos cuanta falta le hace al amor.

Niebla, que solo es el manto de la luna diciéndonos que es hora de dormir, de cerrar los ojos y alcanzar el sueño. 

Se levanta la niebla y los pájaros cantan, y los murciélagos buscan el camino a casa y yo me retuerzo en tu cama y te busco como una madre busca sus cachorros heridos. Y cuando despierto soy fértil pero no de ti, y cuando abro los ojos soy libre contigo. 


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