PARECE


Parezco ser yo la enfermedad, el virus que consume y destruye sin cura ni paciencia. Parezco ser yo el otro lado de la canción. Parezco ser yo la lágrima que no acaba de caer; la tormenta y el huracán que tragan nidos de amor y engulle hogares de paz.
Parezco ser yo la infección… el error, la palabra mal usada y el baile sin preparar, el tobillo torcido, la caída de cara. Parezco ser yo la que mira al mundo a los ojos y tiembla, sin remedio y sin pastillas que tragar. 

Yo. Ego. Caos. 

Parezco ser yo quien rompe la risa y detiene la mañana cuando está en su máximo esplendor, que viene a darme la bienvenida y yo le cierro la puerta en las narices; como a un viejo fantasma. Una pesadilla infantil. Una cortina rota.
Parezco ser yo la del otro lado del espejo. Tan cansada y confundida. Buscando en los rincones trozos de alma intacta. Aquí hay mucho mar y muy poca sal. Apenas puedo flotar.  
Sí, realmente parezco ser yo. Sí. Parezco ser yo. La que baila y no se deja llevar, que todo le suena a vacío y vergüenza. Parece ser que sí. Que ese reflejo no está tan lejos. Más bien cerca. Aquí. Junto a mí. 
 
Parece ser que sí.
Parezco ser yo.

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