ORILLA

Soy alguien que se construye a partir de ti o soy todas las veces que cedí a mi Venus en piscis ante esos ojos de carnaval que me hacen perder la cabeza. Esa piel llena de lucha, que me vuelve leona. Me vuelves muchas cosas por dentro, eso es una garantía evidente desde que tu historia entró en mis pliegues de entre las luchas de mi piernas y la lucha en mi caos mental de Diosa de todo lo otro que nadie conoce. Me lío... 

Pero me miras y ves mucho más; y yo tengo que verlo todavía. Tengo que ver la bala, el camino y el impacto, que se resiste a ser en almohadas y me amenaza con lanzas de hierro. Tengo que convertirme en algo más que esta gata en celo que se ha quedado sin gemidos y este velero mudo que se ha cansado de naufragar por aguas dulces. Que en sal se flota mejor y siempre he sido más de dejarme llevar con un mapa en el bolsillo. 

Desaprendo a nadar y desaprendo a secas. Y que ironía que deje de saber respirar bajo el agua si mi cuerpo está hecho de marea y peces de colores. Pero es que entre ironía e ironía me voy construyendo en metáforas perdidas. Entre naranjas y naranjas me vuelvo fruta de pies a cabeza, y me he cansado de tanto simbolismo de amor y tolerancia. 

Y con el corazón y el alma en las manos, porque me los he arrancado, me desvisto de esta piel que suda, que se raja de emociones sin pelar, y me pongo a llover. Que soy un jodido huracán... Tengo que buscar una orilla donde descansar. 

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