ME PRESENTO

Me presento: Me llamo Alba y siempre tengo los cabellos enredados, ojeras de cansancio permanentes y un amor extraño por el vino rosado y por hacerme ilusiones. Odio hablar de mis virtudes, pero a veces necesito que alguien me las recuerde.

Adoro los besos en la frente y ponerme un cronometro cada vez que hago pasta o arroz. Necesito la música, a todas horas y en todas partes, menos cuando duermo; cuando duermo necesito silencio, y echo de menos alguna que otra mano por ahí, que me haga temblar.

Tiendo a bailar sola, pero en general el asunto es que bailo y me encanta sudar bailando; sudar haciendo el amor y haciendo deporte en casa; para verme en el espejo y sentirme satisfecha, aunque nunca sea suficiente. Estoy en ellos. El amor propio es jodido.

Me destruyo y construyo con frecuencia: con canciones de amor falsas, con películas que no dicen nada, con sonrisas que fijen cariño, con miradas llenas de encanto; con algún chocolate con almendras, y con café… ¡Bendito café con leche!

Me presento de nuevo: Me llamo Alba y odio el cilantro, la sandía y pintarme las uñas, aunque a veces me las pinto para auto convencerme. Dura poco el teatro… También me da miedo la soledad, de hecho hace algunos sábados lloré porque no tenía a nadie a quien llorarle mi dolor, pero necesito estar sola para volver a mi centro. Lloverme sola.  

Me da miedo el olvido, y que jueguen conmigo, o jugar conmigo misma, mejor dicho... suelo saber dónde me meto. Pero más miedo me da la mentira, sobre todo cuando es mía y sobretodo cuando no tiene fecha de caducidad. Pero ahora voy más con la verdad por delante, aunque duela.

Me emborracho con dos copas de vino y tengo tendencia a cortarme el pelo cuando recibo cumplidos; para contradecirlos, supongo. Por autodestrucción, supongo. Me gasto más dinero del que debería en anillos y pendientes. Me quejo del consumismo, pero ya ves…  

Me presento por última vez: Me llamo Alba y sin mis gafas pierdo los sentidos. Y yo los sentidos sólo los quiero perder en la cama, seamos sincerxs. Colecciono corchos de botellas de vino y ya llevo unos cuantos. Soy un caos con patas y el filtro se quedó a medio camino cuando nací, en aquella piscina de agua tibia en aquel salón de aquel pueblo pequeño y veraniego.



Encantada.



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