MÁS

Quiero ser más que este cuerpo que se consume con la rapidez de una cerilla. Quiero ser más que la idea lejana de alguien, o la utopía imposible de otres. Quiero ser más.
Quiero ser el destino, el sol. Quiero ser más que el placer, la lujuria, el momento fugaz. Quiero, simplemente, ser más.

Quiero poder mirarme en el espejo y que otres me vean sin miedo; que me hablen, que me escuchen, que me piensen, que me sientan. Mirarme en el espejo y entender lo que veo, y que el mundo lo entienda también... aunque sea  de lejos, aunque sea despacio.
Mirarme y que las prioridades cambien y que en consecuencia sienta el profundo dolor de esta espina fina que me atraviesa la piel, que con pulso suave me cose como a muñeca de trapo las heridas hechas con papel.

Y perdida la elegancia aprendo a pedir.

Se me verán las entrañas y se me rasgará la ropa, perderé el tiempo. Tal vez me venga bien un reloj... de esos que decoran las muñecas pero que siempre he abandonado en algún cajón. Tal vez me quede aquí un rato más, escuchando canciones tristes y viéndome reflejada en este jodido espejo que me recuerda una y otra vez que hay que escucharse; que si de algo hay que morir seguro que preferiría morir amando, pero esta vez pidiéndolo a cambio, que ya se me enseño bastante a callar. Que ya creí demasiado en la tolerancia del contrario.

Ya esperé, ya interpreté y ya supuse bastante. Ahora ahogaré mis pensamientos en alguna taza de café. Diría en vino pero se ha usado demasiado; y aunque mi amiga Berta diría que mi Venus en Piscis es ideal para los clichés, no hacen más que traerme problemas.

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