SIN VOZ

Me abrumo y me quedo sin voz. Me abrumo y sólo necesito el cuerpo haciéndome de escudo. El tuyo, porque el mío se ha quedado agotado. El tuyo, porque el mío prefiere quedarse aquí desnudo, en silencio. Me abrumo y ardo, derribando el hogar que llevo por dentro cuando las llamas se hacen incendio. Me abrumo y me quedo enamorada del techo.             

Cuando todo parece querer batalla me imagino a mí misma en un tren rumbo a casa. A veces funciona. Cuando me pierdo por falta de fuerza me imagino a mí misma bajo el chorro de agua caliente de mi ducha, haciendo vapor y haciendo tiempo hasta que la pena se mezcle. A veces funciona.

Si me abrumo y me ardo, me hago pequeña y me pierdo, recuerdo que por ende me construyo, renazco, me hago grande, y me encuentro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprendo (a veces)

DOMINARME