UN MUNDO SIN HUMANOS

Un mundo sin humanos sería un mundo sin humanos, y punto. Un mundo sin nosotres, sin elles; un mundo sin revoluciones, ni luchas, ni guerras, ni tabaco, ni alcohol. Un mundo sin conflictos propensos a bombas nucleares; un mundo sin agua caliente a control, un mundo sin fruterías, ni centros comerciales donde gastar luz. Un mundo, en sí, a secas, sin nuestra presencia destructiva o constructiva. Un mundo sin huellas geológicas, un mundo sin ansia de cambio, rápido y desordenado. Un mundo sin anginas; sin edredones en invierno; sin su voz al cantar. Un mundo sin humanos sería un mundo, y punto. Un mundo verde, con agua limpia y sin ruidos impuestos. Un mundo sin pancartas, ni manifestaciones, ni poesía. Un mundo sin acuarelas, sin tatuajes, sin lavavajillas. Un mundo sin humanos sería un mundo sin velas aromáticas, o sin anuncios del "Spotify" para hacerme premium, o tiempo perdido en “IKEA”. Un mundo sin humanos sería un mundo con animales felices, con calles más verdes, con árboles más altos y pájaros más libres. Un mundo sin humanos sería un mundo sin libros, o bibliotecas; sin bicicletas; sin sofás o tiempos perdido en la cama, mirando el móvil; un mundo sin humanos sería un mundo sin fideos precocinados, o tortillas de patata con cebolla, o sin, eso ya va a gustos. Sería un mundo sin tostadas con aguacate, o sofritos de verduras, de esos que hace mi madre; sería un mundo sin dinero, sin clases, sin violaciones, sin dinero, sin ladrones, de cualquier tipo. En un mundo sin humanos los perros seguirán siendo lobos, y los gatos seguirán siendo tigres. 

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