MATERNIDAD

Me fascina ver a gente de mi edad con hijos. Me parece una realidad tan lejana que no entiendo la motivación de esas personas en empezar su vida como padres o madres; convirtiéndose en extensiones de ellos mismos, donde desaprendes cada día y aprendes minuto a minuto sin darte cuenta, que te hace temblar. Es como entender las canciones de amor cuando te enamoras.

"Antes veía películas donde los hijos hacían algo mal y las madres los perdonaban y no lo entendía", me dijo mi hermana una vez dandole pecho a mi sobrina.
"Y ahora... miro a Sofia, y se lo perdonaría todo". 

Y negar que le tengo miedo a la maternidad sería hipócrita. Hace algunas semanas lo hablaba con mi madre, y le confesé el temor que le tengo a tener hijos que salgan enferme o con alguna discapacidad, ya sea física o mental (y sé que suena horrible pero no puedo evitarlo). Pero también le tengo miedo a tener hijos y que les pase lo que me pasó a mi; que el mundo les rompa el alma por dentro, que les abusen sexualmente. Que desconfíen de mi, que se alejen, que dependan, que maten, que abusen. 

Miedo a no quererles, a quererles demasiado. Miedo a que no me quieran, a equivocarme. 
Miedo a quedarme sola, a perder mi soledad. 
Miedo a perder mi libertad; miedo a encontrarla. 

Nunca me he visto a mi misma siendo madre; nunca hice el papel de cuidadora cuando era pequeña, y si en algún momento lo hacía, duraba poco, ya que siempre había alguna historia que inventar con mis recortes de papel y mis muñecas. Me pasaba horas jugando conmigo misma. Y supongo que cuando mi hermano abusó de mi desarrollé un rechazo por la maternidad, ya que negué (me niego) a traer al mundo niños que podrían experimentar aquello que yo había vivido. Y cuando veo a esas mujeres y hombre de veinte y un o veinte y dos años teniendo bebes, me pregunto de dónde han sacado el valor. Sólo ha habido una vez en mi vida, estando perdidamente enamorada, que le he dicho a alguien que si fuera  madre, si tuviera hijos, los tendría con él. El amor te nubla el juicio y te da una esperanza extraña hacía el futuro, te quita los miedos, admites debilidades, te rindes a ser, o a crearte de nuevo como individuo. No he vuelto a sentir nada parecido; y siento un extraño alivio hacía eso. 


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