HUNDIDA LA GENTE TE VE

Llevo comparándome desde hace tanto tiempo que ya no conozco otra forma de vivir. 
Me veo en los espejos y dudo de si soy yo realmente la del otro lado; como si me hubiera convertido en los relatos fantásticos que escribo. Siempre la protagonista indecisa y confusa con ella misma, que deja de reconocerse cuando abre los ojos y respira tranquila cuando se hace de noche y nadie la ve desnuda. 

Llevo tanto tiempo cayéndome mal que ya no sé si me gusto cuando estoy bien. Quiero ser aquello, eso y lo de más allá, y me olvido de todas las cosas que tengo cerca, y me exijo tanto que ya no sé donde esta la meta y ya no sé dónde está el final. Ya no sé dónde estoy, ya no sé quien soy, y me pierdo en mares de pena para sentirme viva. Soy como el artista que sin angustia no canta desde el corazón, porque no sabe escribir felicidad. No sé escribir felicidad. 

Quiero ser el centro y quiero ser la esquina, formar parte del todo y retirarme para siempre, quiero ser una margarita cualquiera en un campo en primavera, y vivir contando pétalos caídos; "Me quiero, no me quiere". Caer con cuidado sobre la tierra húmeda después de la lluvia y bailar con la brisa y sentirme pájaro, y sentirme pez, y ser marea y ser parte de algo. Mi constante deseo: sentirme parte de algo. 
Sentirme parte de mi. 

Siento frío pero no hay fiebre; y me cuesta llorar pero hoy he visto a mi abuela y es tan tierna... y yo tengo tanto mal dentro que no sé como seguir fingiendo que voy por buen camino. La batalla conmigo misma parece no acabarse nunca, y me miro y nunca es suficiente. Nunca soy lo que quiero ser. Y yo escojo hundirme del todo, yo escojo hundirme; quiero hundirme. 


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