TRAUMA

Miley Cyrus ha escrito una canción en la que en un momento canta: "I was born to run, I don't belong to anyone". La escuché y me enamoré al instante; porque aunque yo no nací para correr, he estado corriendo, sin darme cuenta y a veces medio dormida, por todos los estado posibles de mi vida en los que no sabía como manejar la situación; y cuan más rápido corría más personas dejaba atrás, negándome a pertenecer a este espacio tiempo y a las personas que habitaban en él. 

Él me hizo correr primero, alejando mi infancia de mi por sus avaricias y lujurias, con sus dieciséis velas jugando con mis ocho primaveras y dictando cual era el método a seguir en esta carrera. Años después la rabia y el humo invadieron mi aura y me dediqué a huir como una gacela. Me convencí de ser agua, de ser espejo y de ser cajón donde guardar memorias bastardas; y ahora, poco a poco, me revelo contra el río, contra el mar; y descubro todo el viento escondido que mi alma había estado guardando; viento con un poco de sal y fotografías gastadas llenas de nostalgia y sentimientos que aún hoy en día se contradicen. 

Y este cielo nunca había sido tan azul, las nubes tapan el sol pero sigo creyendo que existe; cuando aparece la luna puedo ver las estrellas y su cara es un vago recuerdo que ahora parece mentira; pero no lo es, nunca lo fue, no nos olvidemos de eso. 

No nací para correr pero mis piernas saben como perseguir malinterpretaciones, saben como saltar al vacío y saben como romperse para hacerme daño. La maquina del tiempo se enciende y mi mente se niega a descansar; como esta noche, que la maldad me ha envenenado el cuerpo y mi piel inquieta se ha negado a respirar como siempre. A veces es el pánico del recuerdo y otras el alivio del futuro lo que me duele; pero me hace sentir viva, y mi masoquismo, heredado o impuesto, me autoconvencen de que el dolor este es bueno o me hace crecer. 

Ahora soy yo quien decide  el camino por el que empezar la carrera, con banderas o cartas olvidadas en el buzón de "correo no deseado", con disculpas que nunca fueron verdaderas. A veces hay que escribir sobre el trauma, sobre la infancia, sobre el presente; y volver a perdonar. Perdonarse y perdonar como trabajo de vida. Hace tiempo escribí algo sobre mirar al monstruo a los ojos y permitirse temblar y recordar que cuando tiemblas dejas ir el sudor contaminado. Temblar y permitirse vivir cosas bellas; mirar al monstruo a los ojos y decirle: "Uno, dos, tres... todos a sus puestos... Te gané hace tiempo".  



Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprendo (a veces)

DOMINARME