ODA

Te declaro mi amor cómo lo hace el caballo cuando pisa el suelo, con fuerza pero que parece que vuela. Y me rindo a que mi vida ya no es solo mía y que te quiero cerca. Que te quiero cerca mientras navegas y mientras se te tiñe el sueño de sal. Que te quiero cerca para protegerte cuando se te nuble la perspectiva, que a veces cariño se te va el cielo al Santo y te confundes; que no, que nunca serás solo aquello que te dicen, ni aquello que te hiere, ni aquello que vives con los ojos medio cerrados. Siempre serás mucho más. Yo te presto mis ojos cuando los tuyos duelan. 

Déjame ser tu viento, prometo no subirte la falda sin tu permiso a no ser que me lo pidas a gritos, y prometo llorar contigo mientras llores. Prometo cuidarte y dejar que me cuides; las lagrimas, el dolor, el recuerdo, la historia. Te declaró mi amor a millones de kilómetros de distancia, y aunque Argentina se quede lejos yo estaré aquí esperando a que me sonrías como lo haces siempre que has tenido un buen día. 

Déjame ser tu hombro para llorar -aunque de momento prefieras hacerlo a escondidas- y la comisura de tu boca cuando hables de algo que te gusta. Déjame bailar contigo -aunque yo sea torpe y tu parezcas un cisne-; déjame recordarte que siempre tendrás hogar cuando no lo encuentres en la sangre y que tus fantasmas son solo niebla que se ha puesto cómoda. Yo me ofrezco voluntaria para luchar contigo contra ellos. Seremos como Don Quijote, pero esta vez los venceremos. Te lo juro. 

Déjame prometerte, sin dedos cruzados, que esos rizos que tienes no son lo único que te hace bonita; que nunca he conocido una tormenta como tu, que entras y lo remueves todo pero luego el corazón me parece volver a nacer repleto de euforia; que tu risa es como un huracán y que nunca me canso de la intensidad con la que vives y nos haces vivir. Que tu cuerpo es un festival y tu voz es una melodía que he tenido el honor de escuchar. Que tus deseos y tus pies te llevan lejos sin tener que soñarlo, y que envidia bonita que te tengo por eso... 

Déjame decirte que tu alma y la mía están unidas por algún tipo de hilo que sin verlo puedo sentir cerca. Tus dramas se hacen mis dramas y haría daño a todo aquel que quisiera hacerte daño; quiero ser tus piernas si te pesa la vida y el miedo, que a veces parecen ser lo mismo. Déjame darte un espacio dentro de mi donde puedas ver lo Diosa que te ves cuando te miro; aférrate a eso todo el tiempo que necesites. Me convertiré en tus manos y me pintaré de toda la esperanza que te falte, y siempre tendrás refugio en mi piel, aunque te invada la duda y necesites huir o esconderte, mi alma es amplia y podemos compartirla.  

Y quisiera quitarte la tristeza que a veces te empeñas en llevar a cuestas, y decirte que tus faldas y tus pendientes de colores me hacen ser más valiente; tus deseos de hacer más verde la ciudad me hacen ser más valiente, tu manera de escuchar con el corazón me hace ser más valiente, y tu manera de estar y ser, con tanta ternura y luz, me hace ser más valiente. Me convertiré en tu espejo y te susurrare bajito que eres el Sol, y que aquel que no te vea como tal no vale la pena. Tu calidez no duele, y por eso me convierto en brújula si te sientes perdida. 

Declaro mi amor como si fuera lo último que haga, como si se me ahogara la voz pero tuviera más ganas de cantarte, como en los conciertos. Me declaro tu amante, tu amiga, tu confidente y todos esos "feel free" que me enseñaron a quererme estando sola. Te declaro mi amor porque eso es lo que se debe de hacer cuando se te llena el pecho de alegría: amar con fuerza, como si no hubiera un mañana. 

Vosotras me amáis a mi como siempre he querido ser amada, y os amo con locura. 




Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprendo (a veces)

DOMINARME