Al lado de mi casa hay un instituto. Y me resulta extraño pensar que hay gente que ha nacido, crecido e ido a la escuela en Barcelona. Me resulta extraño que esas calles que yo ahora contemplo por primera vez sean las de toda la vida para ellxs y que se conozcan los bares, las tiendas más baratas, los atajos, las plazas, como la palma de su mano. Me resulta extraño. Porque yo sigo saliendo por el balcón y sorprendiéndome de vivir donde estoy viviendo, de ver el sol ponerse con esos colores tan intensos, de ver el Tibidabo iluminarse cada noche, de tener una habitación con puertas de esas antiguas y de llenar el salón de plantas. 

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