TENERTE

Que volvieras a mi era algo que estaba esperando; sabía que no era lo correcto, pero lo esperaba con los brazos abiertos; que te hicieras cachorro entre mis pechos y que me abrazaras y me dieras calor como lo hace la manta en invierno. Sabía que no era lo correcto, pero lo esperaba, lo deseaba. Tu olor invadiendo mis sabanas, tus besos limpiándome el cuerpo y tu voz, tu dulce voz, diciendo mi nombre. 

Empezamos a jugar como no habíamos jugado antes; hay historia a nuestras espaldas, pero también la chispa de una adrenalina tramposa que te hace querer caer y comerte el queso de golpe, sin momentos para coger aire o calmar el corazón, sin momentos para pensar. Fuimos tormenta y aun así me sentí en paz. Porque tenerte no es solo tenerte, sino recordar. Tenerte es apretar los dientes y las lágrimas, en vano. 

Nos consumimos. Fue como volver al pasado y recordar lo que había estado enterrando; que estoy enamorada de ti, que siempre lo he estado, que no sé cuando dejaré de estarlo. Pero también que hay grietas que no se curan con besos. 

Tenerte es como estar en la cima de un acantilado en el que aún y no ver el fondo quieres probar y tirarte; y si duele lo dejas dolerte; y si rompe lo dejas romperte; y si alivia, corres. 

Tenerte es perderme de nuevo. 


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