AHÍ ESTOY

El otro día me miré en el espejo y pensé: Ahí estoy, con ochos años y la mirada desierta, corrompida y sola. Ahí me veo, esclava de la intimidad desde chiquita; cubriendome de acero pero deshaciéndome con un beso en la frente, porque no nos vamos a engañar, estoy echa pa hacerme ovillo en los brazos de alguien. Porque estoy echa pa' que me abracen y me digan cosas bonitas. ¿O no? 

Y ahí estoy, cubierta de roca y protegida por un muro de hormigón que es tan alto como la jodida torre Eiffel. 

Me obligo a volver a mirarme; y aquí estoy, alzándome como una pájara y sacudiendome las alas de todos los males; aquí sigo, como os he contado antes, deshaciéndome como lo hacen los metales, cuando se me acerca alguien y me besa con suavidad cualquier peca que quede al descubierto después de hacer el amor. 

Aquí estoy, preguntándome cuánto odio puedo llevar dentro, y cuanta vida, y cuánto amor, y cuánta pasión, y cuánta ignorancia, que se descorcha esta último como se descorcha el cava cuando hay algo que celebrar. La realidad te abofetea en la cara y te obliga a despertar, duele que ese cagas, pero al menos, ahora, vives con los ojos abiertos. 

Ahí me veo, haciéndome mar, haciéndome arena, haciéndome tiempo. Escupiendolo todo como si fuera veneno y espolvoreando agua de rosas despues de un ataque de ansiedad.

Me miro al espejo, encojo los hombros y pienso: pues voy haciendo, eso sí, siempre al ladito de algún charco donde remojarme los pies y descansar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Aprendo (a veces)

DOMINARME